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WATERPOLO | BUDAPEST 2022

España-Italia: el factor psicológico de la ‘Settebello’

Se vieron las caras hace 30 años en la final olímpica del 92, también en la última ronda de los Mundiales de 1994 y 2019 siempre con la victoria transalpina.

Italia tras ganar a Grecia.
Tibor IllyesEFE

Italia ha sido sin lugar a dudas la mejor delegación de este Mundial de Budapest. No alcanza las medallas de Estados Unidos, el dominador de la natación (17 oros); ni de China, que colecciona oros en natación artística y saltos (15); pero no ha habido ningún otro país que haya ascendido a los podios de las cinco disciplinas ni que haya mostrado un carácter competitivo tan extremo (9). La selección de waterpolo que dirige Sandro Campagna es el ejemplo. Profanaron Isla Margarita al derrotar a Hungría en cuartos de semifinal ante 7.000 húngaros. Y ahora quieren repetir su título mundial ante una España a la que, en el pasado, le ganaron las tres finales internacionales. Estas son las historias de cada de esas finales.

Barcelona ‘92: 30 años de la final más larga de la historia

Fue la primera vez que se vieron las caras, en la piscina Picornell de Barcelona, el último día de unos Juegos mágicos. España venía de crecer en el ciclo olímpico, con jugadores más veteranos como Manel Estiarte y Jordi Sans y el acoplamiento de los más jóvenes, de Jesús Rollán a Pedro García Aguado, pasando por Sergi Pedrerol, Chava Gómez o Miki Oca. “Lo vivimos con ganas y presión. Antes de los Juegos ya nos habían colgado una medalla”, recuerda Sans, el boya de aquel equipo.

Jordi Sans

"Lo vivimos con ganas y presión. Antes de los Juegos ya nos habían colgado una medalla".

Italia estaba a un nivel por encima de una España que había sido subcampeona mundial y europea en 1991, pero que apenas tenía experiencia en grandes escenarios todavía. “Aquella Italia era el mejor equipo del mundo. Tras el comienzo de los problemas en Yugoslavia, ellos cogieron el relevo. Tenían más tablas que nosotros”, explica Gómez. Los jugadores recuerdan ese túnel de vestuarios previo a asomar a la piscina en el que los españoles insultaban a los italianos y estos miraban impertérritos, concentrados.

El partido se definió por 8-9 después de tres prórrogas en la final más larga de siempre. “Aquella Italia era parecida a esta. Era un equipo muy duro, al límite de lo permisible. Tenía talento y nunca bajaban la guardia”, recuerda Dani Ballart. “Ellos tenían mucha experiencia en finales”, corrobora Sans. Aquella España se colgó la plata más llorada de la historia. Italia sonrío en Barcelona, territorio hostil, como hizo el miércoles ante Hungría en Budapest. Ss crecen en los escenarios contrarios.

España en Barcelona 92.
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España en Barcelona 92.DIARIO AS

Roma 94: el infierno del Foro Itálico

Dos años después de Barcelona, Italia seguía a lo suyo. Ganó el Europeo de 1993 en Sheffield, donde España fue tercera y se sometió a un cambio estructural importante. Dragan Matutinovic dejó de ser seleccionador se inició el periodo de Joan Jané. “Queríamos demostrar que ganánamos por nosotros, y no por Matutinovic como se decía”, comentó Chava Gómez. Y España, que contó con un milagro antes del inicio del Mundial, fue a por faena.

Apenas unas semanas antes de viajar a Italia, el equipo español no creía que iba a tener a Jesús Rollán en la portería. El madrileño se había sometido a dos operaciones de rodilla y la recuperación era larga. Pero con un esfuerzo sobrehumano, habitual en su carrera, el portero empezó la recuperación en el agua cuando aún iba en muletas y se presentó en Roma. Eso fue un golpe de efecto a favor de España, que hizo un “campeonato espectacular”, en palabras de Sans. Y eso le jugó en contra: “Nos pusieron el cartel de favoritos, todos, pero estábamos jugando contra la campeona en su casa. Eso nos pesó, los nervios”.

Ballart recuerda además el “infernal ambiente” del Foro Itálico, mientras Gómez considera que “quizás hubo una relajación inconsciente de que ya habíamos ganado una medalla sin Matutinovic”. Sea comon fuera, el partido finalizó por 10-5. No hubo final. “Nos barrieron”, sentencia Ballart. Italia tumbó por segunda y última vez a una España que, justo después, empezó a ganar finales. “Algún jugador italiano nos hacía la broma de ‘España siempre plata’. Pero luego ya ganamos tres oros seguidos”, recuerda Gómez.

España, en este Mundial.
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España, en este Mundial.Szilard KoszticsakEFE

Gwangju 2019: el desgaste del equipo de Martín

Después de ser plata en el Europeo de 2018, la Selección de David Martín liderada por Felipe Perrone, Dani López Pinedo y Alberto Munarriz, llegaba al Mundial con el reto de conseguir la clasificación olímpica. Eso equivalía a meterse en la final. España había caído en octavos de final en el Mundial de Budapest en 2017 y no había jugado el Mundial de Kazán dos años antes. Nadie podía imaginar lo que iba a ocurrir en la ciudad sureña de Corea del Sur.

España se plantó en la final después de eliminar a Serbia y Croacia, las dos últimas campeonas olímpicas. El equipo necesitó un alto ritmo de partido para doblegarlas, lo que las llevó a un límite físico muy alto. Italia, con más experiencia, se impuso por 10-5. “Esto nos tiene que servir para saber que trabajando de esta manera podemos competir ante cualquiera. Si seguimos así, llegarán más finales”, dijo David Martín en aquel momento. Hasta siete jugadoras italianos marcaron por solo tres españoles. Hubo mucha diferencia en la piscina.

Pero las finales de las que hablaba Martín llegaron después. En el Europeo de Budapest de 2020, la Selección perdió en penaltis la final ante Hungría. Y en los Juegos de Tokio se quedó cerca de meterse en la final. Este domingo (10.00) tendrá otra oportunidad. A la cuarta vendrá la vencida. “Es el Mundial de España, lo veía claro desde el comienzo. Ya nos toca”, cierra Chava Gómez.