Mahomes y los Chiefs vuelven a la Super Bowl y se citan con la historia
Kansas City gana una vez más a los Bills y está a un paso de ser el primer equipo que gana tres Super Bowl seguidas. Se medirán con los Eagles, que barren a los Commanders.


En la vida hay tres cosas ineludibles: la muerte, los impuestos... y los Kansas City Chiefs de Patrick Mahomes llegando a la Super Bowl. Los vigentes campeones de la NFL certificaron en la madrugada del domingo al lunes su regreso a la 59ª edición de la final de la liga estadounidense de fútbol americano, que se disputará en Nueva Orleans (9 de febrero), al vencer en un partido de infarto a los Buffalo Bills (32-29), y están a un paso de agrandar todavía más su leyenda: ningún equipo ha ganado tres Super Bowl de forma consecutiva. El quarterback de los Chiefs aguó una vez más la fiesta de Josh Allen y sus Buffalo Bills, cuarta vez que les ganan en los últimos cinco años (primera vez que sucede), y Mahomes disputará su quinto partido por el título con tan solo 29 años. Se reeditará la final de 2023, puesto que enfrente estarán los Philadelphia Eagles, que aplastaron por vía terrestre a los Washington Commanders con un desorbitado 55-23.

El apasionado beso de Taylor Swift y Travis Kelce para celebrar el pase a la Superbowl
Durante toda la temporada se vio a unos Chiefs que no vencían con la suficiencia de tiempos pretéritos, pero lo cierto es que, a la hora de la verdad, nadie sabe ganar tan bien como el equipo dirigido por Andy Reid, que alcanza su sexta Super Bowl. Van ya 17 partidos seguidos que se deciden por una sola posesión (siete puntos o menos) en los que prevalece la franquicia de Misuri, empeñada en desafiar todo tipo de lógica y que en absoluto ha sido intimidada por el reto del hat-trick. Los Buffalo Bills eran el único equipo que había superado a los de Kansas City en este curso con Mahomes titular, venían con un Josh Allen lanzado en su temporada MVP, sedientos de revancha después de tanta decepción en playoffs por culpa de los Chiefs... Pero nada importó, porque los vigentes campeones sacaron su raza y se reafirmaron como la tremenda bestia de una franquicia neoyorquina que no pisa la Super Bowl desde 1994. No será que no lo llevan mereciendo en el último lustro, pero es que Mahomes ejerce una tiranía sin parangón en la AFC (conferencia americana): cinco viajes a la final en siete años como titular.
Patrick Mahomes' last six seasons:
— NFL (@NFL) January 27, 2025
2019: Won Super Bowl
2020: Made Super Bowl
2021: Made AFC Championship
2022: Won Super Bowl
2023: Won Super Bowl
2024: Made Super Bowl (three-peat next?) pic.twitter.com/Z9NBflmEmo
El partido entre Chiefs y Bills tuvo de todo, con una montaña rusa de emociones que recordó incluso al que ambos equipos disputaron en 2021 y que es uno de los mejores encuentros de siempre de los playoffs. Josh Allen comenzó nervioso, estuvo a punto de entregar dos intercepciones y Kansas City, que huele la sangre a kilómetros, golpeó primero con un drive de 90 yardas culminado con una carrera para touchdown de Kareem Hunt. El que falló a continuación fue Mahomes, que no se entendió con Pacheco y perdió el balón, un giro de guion que permitió bajar pulsaciones a Buffalo. Allen se entonó y James Cook, el gran y casi único aliado que tuvo el quarterback de los Bills durante el partido, puso un empate que no duró mucho, pues Mahomes encontró liberado a un Xavier Worthy que se ha convertido en su principal opción ante la ‘desaparición’ de Travis Kelce (solo dos recepciones para 19 yardas). Eso sí, Taylor Swift, fiel en el palco del Arrowhead Stadium, será otro año más uno de los grandes reclamos de la Super Bowl.
Amenazaron con romper el partido los locales con un touchdown de carrera de un imperial Mahomes que puso el 21-10, pero Allen se sacó una maravilla al filo del descanso que metió a Buffalo de lleno en el partido. Todo en los Bills pasaba por el acierto de su quarterback, y es que incluso por momentos se olvidaron de Cook y pecaron de abusar de carreras poco productivas de su líder, que una vez más se dejó el alma para morir en la orilla. Al paso por vestuarios, la defensa de los visitantes estaba totalmente resquebrajada, con una secundaria que hacía aguas especialmente en la zona de Kaiir Elam, protagonista inesperado tras la conmoción de Christian Benford. La historia cambió en la segunda mitad, con los Bills hilando una majestuosa posesión culminada en touchdown de Cook para adelantarse (21-22) mientras los Chiefs tenían problemas en ataque. Ahí, como es habitual, acudió la defensa al rescate, esa gran infravalorada en los de Kansas City y que es tejida a la perfección por el maestro Steve Spagnuolo.
Con los Bills decididos a ir a por todas en los cuartos downs, en los que las jugadas se resumían en empujar a Allen para delante, llegó la polémica de la noche: tras revisión, los árbitros determinaron que el quarterback de Buffalo no logró un primer down por milímetros, en lo que fue una decisión cuestionable como poco, y le dieron el balón a Kansas City. Cuando a los campeones les llega un regalo así, rara es la vez en la que perdonan. El ataque resucitó y Mahomes se adentró por tierra en la zona de anotación por segunda vez. Éxtasis en el Arrowhead Stadium, donde los reyes de la NFL no han perdido en esta temporada. Para darle picante, un sensacional pase de Allen a Curtis Samuel, en cuarto down además, puso el empate en el tramo final, en esos minutos en los que Mahomes es un seguro de vida. Más todavía en playoffs, en los que ya es el segundo quarterback de la historia con más victorias (17) al desempatar con Joe Montana. El primero, Tom Brady, sigue a un mundo con 35.
El poseedor de tres anillos, empeñado en acabar dejando un legado a la altura del de la leyenda de los New England Patriots, no se metió en problemas, movió las cadenas y aseguró un field goal que a la postre resultó definitivo, ya que los Bills perdieron el balón tras un intento a la desesperada que bien podría haber atrapado Dalton Kincaid. La escena, de repente, se tornó en familiar: cuatro veces en cinco años en las que los Bills se estampan contra los Chiefs. Otra vez la sensación de haber hecho todo prácticamente bien, y que aún así no es suficiente. Desde 2020, los equipos con cuatro o más touchdowns y ninguna pérdida en playoffs tienen un balance de 21-2. ¿Las dos derrotas? Buffalo ante Kansas City en 2021... y Buffalo ante Kansas City en 2024. Es lo que tienen dinastías como la que ha montado la franquicia de Misuri, que no dejan de ser inevitbales. Lo demostraron este domingo, y a buen seguro lo demostrarán en dos semanas en Nueva Orleans, donde tienen la preciosa oportunidad de agrandar su ya inmensa historia.
Los Eagles corren hacia Nueva Orleans
Los Philadelphia Eagles, desde su título en 2018, vienen siendo un fijo en la pelea por todo prácticamente todos los años, aunque en las últimas temporadas les faltaba algo para atrapar el segundo anillo de su historia. Y da la sensación de que los de Pensilvania han dado con ello en el presente curso: Saquon Barkley, corredor de 27 años que llegó el pasado verano tras ser desterrado por los New York Giants, le ha dado a la franquicia ese plus tan ansiado y que les hace ser firmes candidatos a la gloria. Están a un solo paso de ella después de acceder a la Super Bowl de Nueva Orleans (9 de febrero) al superar este domingo a los Washington Commanders en la final de la conferencia NFC por un abultado 55-23. La exhibición ofensiva de los Eagles, que registraron el récord de anotación en la historia de las semifinales de los playoffs de la NFL, estuvo marcada por siete touchdowns de carrera, igualando la mejor marca de siempre en finales de conferencia. Tres de ellos, por supuesto, fueron de un estelar Barkley.
Fue una noche dura para los Washington Commanders, la cenicienta de esta postemporada cuyo cuento tuvo un final abrupto. En la primera jugada de ataque de los Eagles ya se vio lo que estaba por venir: carrerón de 60 yardas de Barkley para touchdown. El neoyorquino, uno de los mejores running backs de la liga desde que llegó a los Giants en 2018, decidió cambiar de aires la pasada pretemporada, cansado de esperar a una franquicia que no construía un proyecto ganador. Primó el ansia por conseguir un anillo de Saquon, que rechazó dos ofertas potentes y decidió firmar con los de Philadelphia (lo cual se vio como un acto de traición en Nueva York por su enemistad con este conjunto) un contrato de 37,75 millones de dólares durante tres años. El tiempo le ha dado la razón a Barkley, que ha encajado como un guante y ha revitalizado a los subcampeones de 2023. En temporada regular, se quedó a tan solo 100 yardas de superar las 2.105 que sumó Erick Dickerson en 1984, récord histórico, y eso que los Eagles sentaron a Saquon en el último partido del curso.
SAQUON ARE YOU KIDDING ME?!
— NFL (@NFL) January 26, 2025
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“Sé lo cerca que estaba del récord. Los números no importan. Lo único que importa es ganar”, dijo en las pasadas semanas el corredor, que ante los Commanders mostró una vez más que solo tiene el trofeo Vince Lombardi entre ceja y ceja. Además de su monstruoso touchdown inicial, llegaron dos más en un partido que no tardó en romperse. Los de Washington, un equipo joven que venía de dar la campanada al cargarse a los Detroit Lions, primeros cabezas de serie de la NFC, pecaron de tímidos cuando su gran virtud era el desparpajo que tenían con el novato Jayden Daniels a la cabeza. El quarterback rookie no se cansó de pasar (48 intentos), pero se estampó contra una defensa de Philadelphia que también fue clave, pues dinamitó el único acercamiento peligroso de los Commanders cuando el marcador lucía 14-12 después de un amago de punt que funcionó y que recordó al conjunto valiente que es el de la capital estadounidense. Tres fumbles condenaron a Washington, un equipo que demostró estar algo verde para llegar a playoffs pero que, a buen seguro, dará mucha guerra en las temporadas venideras.
A la fiesta de la carrera inaugurada por Barkley se sumó también el quarterback de los Eagles, un Jalen Hurts impecable y que supo no meterse en líos en ningún momento. Otros tres viajes a la endzone mediante vía terrestre realizó Hurts: dos con el temido tush push, prácticamente imparable, y otro con una muy buena carrera de nueve yardas. Además, lanzó un delicioso pase de touchdown para un A.J. Brown omnipresente, la única anotación por el aire del domingo para los de Philadelphia, que incluso se dieron el lujo de que su corredor suplente, Will Shipley, protagonizase una brutal incursión en campo rival con su posterior touchdown. Se sabía que los Commanders tenían en la defensa su talón de Aquiles, y los de Pensilvania se encargaron de martillearla. En total, 229 yardas de carrera de los Eagles en una exhibición ofensiva para el recuerdo. Han encontrado en Barkley a la pieza que faltaba para que el puzle encaje a la perfección, de eso no cabe duda. El delirio fue total en el Lincoln Financial Field, donde una de las aficiones más calientes de toda la NFL vio a su equipo alcanzar su segunda Super Bowl en los últimos tres años. En 2023 fueron superados por los Kansas City Chiefs, un duelo que se repetirá en apenas dos semanas.
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