Josema Beast: “No es necesario ir más de dos horas al gimnasio”
El yeclano atiende a AS tras un sexto puesto en el Mr. Olympia histórico para este deporte a nivel español. Desgrana una disciplina controvertida que crece.
España, un país de bares... y ahora también de gimnasios. Lo dice un informe de la OBS Business School, que cifra el impacto del sector del fitness en el Producto Interior Bruto en el 3,3% en 2022, en 400.000 los empleos que produce, en 4.561 los gimnasios y en el 16,5% de la población sus usuarios, el 40% de ellos jóvenes de entre 14 y 24 años. No son guarismos de una moda pasajera, más bien de un hábito ciertamente establecido en una parte importante de la población, que tiene su máxima expresión en el culturismo. Estarán pensando en tipos y tipas fornidos hasta los límites del cuerpo humano, embadurnados en aceite, luciendo músculos que el común de los mortales no alcanza a adivinar en su propia figura. También pensarán en dietas muy restrictivas, en potingues varios y jeringuillas. Son las dos caras de una misma moneda, la virtud y el estigma de una disciplina que unos ven como forma de vida y otros, como un perjuicio para la salud.
Entre los primeros está Josema Beast, quien ha puesto al culturismo español en el mapa. Su nombre real es José Manuel Muñoz y nació hace 23 años en Yecla (Murcia). El mes pasado participó en el Mr. Olympia, el mayor certamen del mundo, por el que han pasado Arnold Schwarzenegger y Ronny Coleman. Una competición que ha crecido al ritmo del apetito de la sociedad por la musculación. Arrancó en 1965 con un premio de 1.000 dólares para el campeón y hoy en día entrega un cheque de 400.000 (376.850 euros). Ser coronado Mr. Olympia es el equivalente a ganar un Balón de Oro en fútbol o el MVP de la temporada en la NBA, y Josema no anda lejos de esa cota. Terminó sexto en la categoría Classic Physique, en la que participan atletas que aspiran a recrear físicos de la ‘Era Dorada’ del culturismo, entre los 60 y los 80 del siglo pasado, que ya casi supera en popularidad a la Open, en la que no hay límite de tamaño. El concurso exige clavar seis poses distintas comunes a todos los competidores y una rutina personal. Se evalúa el tamaño de los músculos, simetría, calidad, proporción... El detalle marca la diferencia.
“La posición en la que acabé realmente no podía imaginarlo. Mi sueño y el objetivo era estar entre los 10 primeros, siendo el primer año, y pudimos entrar en un top -6, con lo cual superamos con creces las expectativas que teníamos”, confiesa Josema, que celebra haber conseguido “un hecho histórico” y ser “un orgullo para todo el país”. “Tanto por la clasificación de este año, como por poder estar luchando con los mejores del mundo a pesar de tener solo 23 años”, recalca.
Ser culturista no era algo que entrase en sus planes hasta la adolescencia, cuando se adentró en el mundo de los gimnasios. “Se podría decir que el origen de todo fue a los 14 años. Cuando terminó la temporada de fútbol y empezó el verano decidí entrar a un gimnasio con mi madre, para no perder la forma física. ¡Desde aquel momento no he parado hasta ahora!”, narra. “Me gustó tanto la progresión física que vi y noté en solo dos meses que decidí dejar el fútbol e ir con todo en el gimnasio. Ese mismo septiembre empecé con un entrenador que me pautaba los entrenamientos, pero poco más. Ya al año siguiente sí que empecé con un entrenador personal que se ocupaba del entrenamiento y de la dieta, que es fundamental. A partir de ahí me di cuenta de que cada vez me gustaba más la rutina, el entrenamiento, e iba viendo cómo mejoraba y todo ello me motivaba a ir a más”, completa.
Llegar donde ha llegado él es un ejercicio de disciplina y constancia que cansa solo escuchar y que, en términos de longevidad, es bastante efímero comparado con las carreras de otros atletas: “Una vez que entras al Mr. Olympia, te podría decir unos 7 o 10 años, este deporte es muy exigente y el ritmo es muy difícil de mantener más tiempo”. apunta Josema, que pasa a desgranar su modus operandi. “Mi rutina es básica y simple, pienso que tienes que hacer lo mismo todos los días a la misma hora y en el mismo sitio si quieres ser el mejor en tu trabajo. Yo trato de serlo, pienso que es la mejor manera de sacar el 100% de cada uno. Eso sí, no creo que haya que volverse loco con miles de horas de entrenamiento al día, probablemente ese sea el error de mucha gente, yo voy al gimnasio entre una hora y media y dos horas, dependiendo de si tengo mucho cardio o no, realmente no creo que sea necesario ir más tiempo. Respecto a la alimentación, mi día a día se basa en los carbohidratos que tomo, que podría meter más, pero prefiero no tener mucha variación para no salirme del plan, porque me gusta la rutina. Mi rutina alimentaria es copos de avena y arroz, básicamente. Luego, ya en proteínas, tomo huevos, claras de huevo, jamón serrano, lomo embuchado, una toma de pescado blanco, carne magra y luego pechuga de pollo o pavo. Todo eso lo compatibilizo con suplementación porque, al llevar una dieta en la que no meto muchos alimentos, hace falta para cubrir esos ‘huecos’. Aquí tengo que decir que tengo la suerte de trabajar de la mano de AMIX, que es la mejor marca en cuanto a suplementación. Cada día hago seis comidas que mezclo con su ácido graso, sus antioxidantes, su creatina, sus protectores hepáticos…”.
La cara oscura
La parte oscura de este estilo de vida, de la que Josema prefiere no hablar porque cada vez que lo hace, dice, sufre un linchamiento público independientemente de su opinión, está en el mercado de los ‘pinchazos’, los esteroides y anabolizantes, atajos altamente nocivos que producen titulares indeseables y espantan a las altas instancias deportivas mundiales cuando se plantean cuestiones como que el culturismo sea olímpico. La lista de casos es gruesa. Uno de los más recientes y mediáticos fue el del alemán Jo Lindner, con más de nueve millones de seguidores en Instagram. Murió con 30 años tras alertar de que sufría un dolor intenso en el cuello y padecer un aneurisma, un día después de anunciar que había retomado su terapia de reemplazo de testosterona, un proceso que ayuda a rejuvenecer el cuerpo en apariencia, pero que tiene riesgos como la embolia pulmonar, el aumento de la próstata, trastornos en el sueño, limitación en la producción de esperma o encojimiento testicular.
Hace dos años, la Agencia Mundial Antidopaje declaró a la IFBB, la Federación Internacional, en incumplimiento del Código Mundial Antidopaje. No porque no contemplen un reglamento para esta materia, que lo tienen, sino por la escasez de controles que realiza. La IFBB, lejos de escandalizarse, ni siquiera impugnó la decisión. Bajo su amparo está el Mr. Olympia, en el que “nadie ha dado positivo nunca”, aseguró hace un año en declaraciones a El Confidencial Roberto Amorosi Hernández, fundador y CEO de la Escuela de Culturismo Natural, una variante que huye de sustancias que no requieren prescripción médica, y que en algunos casos incluso son de uso veterinario. En muchos otros, ni siquiera están registradas ni pasan controles sanitarios. Hay todo un mercado negro en torno a esta tendencia, preocupante a ojos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, para la que la unidad de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje de la UDEV Central de la Policía Nacional establece un crecimiento del 20% desde la pandemia en una publicación de ABC. Todo un problema de salud nacional que se agrava por las edades de iniciación, de media entre los 20 y los 22 años.
La fiebre de los gimnasios, que no la del culturismo dopante, la confirma Josema: “Siento que cada vez hay más adeptos al culturismo como deporte en España, sobre todo gente muy joven. Es una locura el seguimiento que hemos tenido en redes sociales del Olympia y del último torneo en Alicante. La gente cada vez se cuida más y valora más el estar en forma, por eso deportes como el nuestro cada vez son más seguidos”, aporta. “Realmente no sé si llegaremos a alcanzar eso, pero lo que sí que sé es que poco a poco este mundo se va adentrando más a España y es algo que me alegra muchísimo, porque siento que estoy aportando un grano de arena para poder traer este deporte a lo más alto”, templa cuando se le pregunta si hay mucho margen de crecimiento más, si este puede llegar a ser un deporte realmente global.
Se popularice más o no, a él que le quiten lo bailado. “Ahora mismo te puedo decir que mi vida es un sueño, estoy viviendo lo que soñaba, poder seguir viviendo de este gran deporte. Respecto al tema competitivo antes no respondería de la misma manera y diría que mi sueño sería estar entre los mejores del Mr. Olympia, ahora puedo decir que mi sueño sería ganar un Mr. Olympia”, lanza ambicioso. Y concluye con un consejo para los que le tomen como referencia en este camino que, sin los ejemplos adecuados, puede ser tortuoso: “Que disfruten el proceso y del día a día es lo más importante. Una vez sepas que este deporte es para ti, ten paciencia, no corras, y da el 100% de todo lo que dependa de ti, tarde o temprano todo acabará llegando. Pero que tengan muy claro que esto es una carrera de fondo, no una carrera de velocidad, porque los músculos no crecen y se definen con prisa. Lo más importante es hacerlo de forma sana”. Palabra de culturista.
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