Mito Pereira y otros grandes colapsos en la historia del golf
El chileno no es el único que ha perdido un major cuando lo tenía en sus manos. Dustin Johnson, McIlroy, Spieth o Greg Norman también fallaron bajo presión.
Mito Pereira no está solo en el purgatorio del golf. Las dramáticas escenas que el chileno de 27 años protagonizó este domingo en el PGA Championship, ese swing deslabazado con el que mandó la bola al agua en el 18 y enterró las opciones de dar a su país el primer grande, ya se han visto antes en este deporte. Y no pocas veces. Desde outsiders que acariciaban un triunfo que justifica una carrera hasta grandes campeones, nadie es completamente inmune a la carga emocional que supone plantarse en el tee del uno un domingo de major. Hay quienes saben lidiar con ello y quienes lo llevan peor. De estos últimos va la siguiente recopilación de grandes colapsos golfísticos de la historia.
Jean Van de Velde (British Open 1999)
Si no es el más increíble, sí es el más recordado por las imágenes devastadoras que produjo el francés en Carnoustie. Con tres golpes de ventaja sobre el escocés Paul Lawrie, le valía un doble bogey en el par 4 del 18. Arriesgó de salida con el driver y la bola se abrió demasiado, cayendo en el hoyo 17. Desde allí intentó buscar el green del 18, pero su golpe pegó en una de las tribunas y recorrió unas 50 yardas hasta aterrizar en una zona de denso rough. De ahí mandó la bola al Barry Burn, el arroyo que protege el último hoyo de Carnoustie. Se quitó zapatos y calcetines, se remangó los pantalones y se metió en el agua para evaluar la posibilidad de jugar desde ahí. Finalmente dropó con penalidad y su quinto tiro aterrizó en un bunker. Con el sexto pisó el green y embocó el putt para un triple bogey que le abocó a un playoff con Lawrie y el estadounidense Justin Leonard que ganó el primero.
Dustin Johnson (US Open 2015)
Quizá el que lo tenía más cerca de todos los que han dejado escapar un grande haya sido DJ en Chambers Bay. En el último hoyo del torneo tenía un putt de doce pies (tres metros y medio) para ganar. Falló ese y también el siguiente, de tres pies (unos 90 centímetros), para forzar el playoff. Jordan Spieth se llevó el gato al agua.
Rory McIlroy (Masters 2011)
Cuando acariciaba convertirse en el segundo jugador más joven de la historia en ganar en Augusta tras Tiger Woods, la mente de Rory McIlroy fundió a negro. Encaró la última ronda con cuatro golpes de ventaja sobre sus perseguidores, pero rápidamente desperdició la renta. Aún así llegó a los últimos nueve hoyos empatado en cabeza. A partir de ahí, triple bogey en el 10, doble bogey con cuatro putts en el 12, corazón de Amen Corner, y bola al gua del Rae's Creek en el 13. La chaqueta verde fue para Charl Schwartzel.
Dustin Johnson (PGA 2010)
Otro punto recordado en el historial de debacles de Johnson, más extenso que el de sus victorias en majors por mucho que sea uno de los golfistas más importantes de este siglo. Ese año falló un putt para ganar en el 18 de Whistling Straits. Podría haber jugado un playoff por el Trofeo Wanamaker contra Bubba Watson y Martin Kaymer, pero resultó que en el segundo golpe del último hoyo había apoyado sin darse cuenta el palo sobre la arena del bunker, algo prohibido, y recibió dos golpes de penalización que enterraron sus opciones.
Jordan Spieth (Masters 2016)
La espectacular secuencia que construyó el tejano entre 2015 y 2017, periodo en el que ganó tres majors e hizo top-10 en otros tres, podría haber sido todavía más apabullante de no haber desperdiciado cinco golpes de margen en los últimos nueve hoyos del Masters de 2016. El desastre, como tantas otras veces, se fraguó en Amen Corner. Llegó con un bogey al 10, repitió en el 11 y el mortífero par 3 del 12 le sentenció: dos bolas al agua, cuádruple bogey e insospechada chaqueta verde para Danny Willett.
Greg Norman (Masters 1996)
El australiano creció idolatrando a Jack Nicklaus, y por ello ansiaba enfundarse una chaqueta verde (Nicklaus tiene seis, y en una de ellas Norman fue segundo). En 1996, todo apuntaba a que por fin lo iba a conseguir 'El Tiburón', que además dejó una primera ronda de 63 golpes, récord de Augusta. Llegó al último día con seis impactos de ventaja sobre Nick Faldo. Pero esa renta se esfumó rápidamente, ya que se combinaron una pésima vuelta del australiano (cinco bogeys y dos dobles) con una genial ronda de 67 golpes del británico. En el hoyo 12, después de mandar la bola al agua, Norman ya estaba derrotado. Acabó cinco golpes por detrás de Faldo, y nunca acabó por ganar en Augusta.
Arnold Palmer (US Open 1966)
Al igual que Norman, Palmer llegó a la última jornada del torneo con una más que cómoda ventaja. Empezó con tres golpes de ventaja sobre sus perseguidores, y cuando completó los primeros nueve hoyos aquel domingo, su renta había subido hasta los siete impactos. Billy Casper comenzó a encadenar birdies, y cuando Palmer encaraba los últimos cuatro hoyos del torneo, su renta era de cinco golpes. En tres hoyos, todo estaba empatado, y se tuvo que jugar al día siguiente un desempate de 18 hoyos. En este playoff, Arnold llegó a estar dos golpes por delante a falta de hoyos, pero de nuevo Casper remontó y Palmer sufrió de su propia medicina (en 1960, ganó el US Open cuando el último día lo empezaba a siete golpes del líder).
Tom Watson (British Open 2009)
El Abierto Británico de 1983 fue el último de los ocho majors que levantó el estadounidense. Desde entonces, Watson continuó jugando al golf, aunque era raro verle peleando por triunfos. Sin embargo, en 2009, con 59 años, acarició la que hubiese sido una proeza histórica. Watson llegó al último hoyo del British como líder, necesitando el par para convertirse, y con diferencia, en el jugador de mayor edad en ganar un major. Primero falló la calle, luego se pasó el green de largo. Y, pese a ellos, tuvo un putt de poco más de dos metros para conseguir el par, pero pegó un golpe verdaderamente extraño, sin intención alguna. La bola no estuvo nunca cerca de entrar en el hoyo, y con ese bogey se fue a un desempate en el que Stewart Cink fue superior. En la entrega de trofeos, casi fue Watson el que tenía que consolar a Cink, sabedor de haber arruinado una gesta de época. A la semana siguiente, Tom ya estaba compitiendo de nuevo en el circuito sénior.
Adam Scott (British Open 2012)
Todavía sin haber ganado un major, el australiano tenía una oportunidad de oro en el Royal Lytham & St Annes Golf Club. En aquel Abierto Británico, Scott había dominado desde el primer día con una vuelta de 64 golpes. La jornada final la abrió con cuatro golpes de renta, la cual se mantuvo cuando el australiano llegaba al hoyo 15. Y a cinco estaba Ernie Els, quien iba unos hoyos por delante. Desde ese momento, Scott hizo bogey en los cuatro últimos hoyos, y un buen final del sudafricano hizo que se proclamase como campeón final.
Mito Pereira (PGA Championship 2022)
El último en sumarse a la lista ha sido el chileno, que tuvo en sus manos hacer historia para Chile. Siendo un desconocido para muchos y llegando a Southern Hills con el objetivo de pasar el corte, llegó al domingo con tres golpes de renta sobre sus perseguidores. A un mundo (siete golpes) empezaba su vuelta Justin Thomas. En los primeros hoyos se fue buena parte de la ventaja del chileno, aunque se recompuso y siempre marchó en primera posición. Al terminar los nueve primeros hoyos, Justin Thomas estaba a cinco, todavía lejos y sin pensar en el triunfo final. El estadounidense activó el piloto automático y encadenó birdies para poner presión en un Pereira cuyo putt para birdie en el 17 se quedó a milímetros de entrar. Pese a ello, el chileno encaró el hoyo final con un golpe de ventaja. Su salida se fue al agua, y Pereira ni siquiera pudo sacar el bogey que le habría llevado al desempate que disputaron Zalatoris y Thomas, con victoria para el segundo.