Augusta National: un campo que cambia para seguir igual
Las modificaciones para esta edición del Masters han afectado a los hoyos 11 y 15, ahora más largos, y al contorno de diversos greenes.
El Augusta National es el gatopardo del golf. Un campo que cambia año a año para seguir manteniendo su esencia como una de las pruebas más exigentes a las que puede enfrentarse un golfista profesional. No se enmienda la plana, pero se van introduciendo retoques aquí y allá sobre el diseño de Alister MacKenzie. Lo resumió perfectamente estos días Tiger Woods: "Si no te dicen que han cambiado algo y fueras allí, pensarías que todo está igual. Es increíble".
Para esta edición se ha metido mano a los hoyos 11 y 15. El resultado es un trazado 32 metros más largo, de los 6.835 a los 6.867. Objetivo neutralizar a los pegadores, hacer aflorar el talento. En el 11, White Dogwood, par 4 de entrada a Amen Corner, se ha suavizado la curvatura de izquierda a derecha y se han eliminado árboles del margen derecho, facilitando el tiro de salida pero complicando el approach, que ahora obligará a jugar hierros más largos. "Las inmediaciones del green ahora penalizan mucho más. En general creo que va a ser más difícil que en años anteriores, y eso que ya era uno de los hoyos más difíciles del campo", valora el norirlandés Rory McIlroy.
El green del 15, Firethorn, un par 5, se ha retrasado hasta casi coincidir con el del 10. Ahora totaliza más de 500 metros. "No sabía que había tierra ahí detrás. Ellos (por el club), encuentran tierra, crean tierra", contó un sorprendido Tiger a Golf Digest. El catálogo de modificaciones se completa con greenes nuevos en el 3, el 13 (final de Amen Corner) y el 17. El mantra, pase lo que pase, se mantiene siempre: fallar la calle en Augusta es un suicidio y buscar la bandera, un acto de fe.