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NFL | SUPER BOWL

Stafford y la paciencia como forma de resistencia

El quarterback, tras 12 años en los Detroit Lions, consigue el primer anillo de su carrera después de un duro camino, tanto personal como profesional.

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En el deporte, es habitual caer en la precipitación. Aficionados que lapidan a jugadores en cuanto cometen errores, equipos que pierden la paciencia con sus trabajadores a la mínima, prensa que sobredimensiona una mala racha. Muchas veces, en la NFL, este tipo de cosas han sucedido con Matthew Stafford. El ahora quarterback de Los Angeles Rams, a los que ha llevado a ganar la Super Bowl frente a los Cincinnati Bengals, no ha tenido un camino sencillo hasta llegar a tocar el cielo.

Nacido en Tampa pero criado en Dallas, ya en el instituto Stafford comenzó a ser conocido por todo Estados Unidos. Se decía que podía ser un quarterback que marcara un antes y un después en la liga, y recibió una atención mediática impropia para un adolescente. En su época universitaria en Georgia, Stafford siguió rindiendo a un nivel que llamaba la atención de toda la NFL, aunque se empezó a ponerle la pega de que era interceptado en demasiadas ocasiones. Aquello no frenó a los Detroit Lions, que escogieron al quarterback en el primer puesto del Draft de 2009, poniendo sobre sus hombros todo el futuro de la franquicia. Tal era la confianza de la franquicia, que le hicieron un contrato de seis años por más de 41 millones de dólares garantizados, lo que por aquel entonces supuso un récord histórico.

El camino de Stafford en Detroit fue de todo menos sencillo, ya fuera por problemas de lesiones o asuntos ajenos a su alcance. En la primera temporada, sufrió una lesión de rodilla. En la segunda, fue el hombro derecho lo que impidió al joven quarterback jugar con regularidad. En 2011, su primera temporada completa sano, llevó a los Lions a playoffs por primera vez en los últimos 12 años, aunque fueron eliminados a las primeras de cambio. Aquella temporada, Stafford fue nombrado 'Comeback Player of the Year', un premio que otorga la NFL al jugador que mejor rinde después de haber sufrido una grave lesión el año anterior.

También consiguió meter a los Lions en playoffs en 2014 y 2016, aunque de nuevo fueron eliminados en primera ronda. Hasta 2015 estuvo acompañado por Calvin Johnson, apodado 'Megatron', uno de los mejores receptores de la historia de la liga. Pero aquella conexión no fue suficiente para que los Detroit Lions alcanzaran un nivel superior. La directiva era incapaz de armar un sólido equipo, y los cambios de entrenador y organigrama no ayudaron a que hubiese estabilidad. Toda la liga sabía del potencial de Stafford, que llevaba años demostrando ser un más que valioso quarterback pese a seguir teniendo la sombra de ser interceptado demasiadas veces. Tan solo necesitaba ser rodeado por un equipo sólido, que no dependiese únicamente de su acierto.

Fue en 2019 cuando la vida de Stafford pegó un cambio radical. Su mujer, Kelly Hall, a la que había conocido en la universidad de Georgia cuando ella era animadora de sus partidos, recibió la terrible noticia de que padecía un tumor cerebral. Necesitó una intervención quirúrgica de 12 horas, y Stafford siempre quiso estar a su lado. Llegó incluso a plantearse dejar el fútbol americano para acompañar a su mujer y a sus cuatro hijas, pero por suerte Kelly salió adelante y Matthew pudo seguir haciendo lo que mejor se le da.

Stafford celebra la victoria con su mujer Kelly.
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Stafford celebra la victoria con su mujer Kelly.Andy LyonsGetty Images

Tras aquel acontecimiento, llegó uno nuevo que también es clave en la vida del quarterback. Después de 12 temporadas en los Detroit Lions, en las que se había dejado todo por el equipo, fue envuelto en un traspaso. Él recalaba en Los Angeles Rams a cambio de otro quarterback, Jared Goff, del que los angelinos querían deshacerse al considerar que no era capaz de liderar un proyecto para ganar la Super Bowl. Sí veían a Stafford capaz de ello. Y por tanto lo rodearon del talento que siempre necesitó. Stafford ha dispuesto en su primer año en Los Angeles de un cuerpo de receptores de élite: Cooper Kupp, Van Jefferson, Tyler Higbee o un Robert Woods que se lesionó y fue reemplazado por Odell Beckham Jr. Todo ello dirigido por Sean McVay, el entrenador de los Rams que es considerado un gurú defensivo. Y con una defensa repleta de talento, que permitió a Stafford no sentir toda la presión de la franquicia sobre él.

Y es justo lo que ha necesitado el quarterback. En su primer año con los Rams, ha ganado la Super Bowl, el primer anillo para él después de 13 años en la NFL. Casualmente, o no, en su primer año fuera de Detroit. Sin un excesivo brillo, Stafford ha lanzado 50 pases de touchdown este año (tres en la Super Bowl) y 20 intercepciones (más que nadie en la liga), lo que ha sido suficiente para hacer que el ataque de Los Angeles funcione eficazmente, teniendo detrás a una defensa que siempre ha acompañado. Por tanto, Matthew Stafford ha demostrado que, en ocasiones, la paciencia en el deporte puede traer resultados positivos, y que la palabra resistencia es un término ligado a su vida y trayectoria.