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GOLF | RYDER CUP

Así es Whistling Straits, la sede de la Ryder Cup 2021

El campo, soñado por el multimillonario Herb Kohler y materializado por Pete Dye, es uno de los más arenosos del mundo. Nadie ha conseguido un cáculo exacto de sus trampas.

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Así es Whistling Straits, la sede de la Ryder Cup 2021
RYDER CUP

Una de las cosas que tenía en mente Herb Kohler cuando decidió concebir un resort de lujo con dos campos de golf capaces de albergar los mejores torneos del mundo fue que alguno de ellos acogiera un día la Ryder Cup. A los 82 años, este multimillonario estadounidense de origen alemán cumplirá su sueño.

La Ryder, la madre de todas las competiciones golfísticas, desembarca en Whistling Straits. En concreto en el Straits Course, uno de los dos recorridos de este campo de 36 hoyos asociado junto a Blackwolf Run a The American Club, punto de referencia para las élites de Wisconsin (EE UU). A ellas pertenece Kohler, potentado junto a su hermano David de un conglomerado industrial con ramificaciones en fontanería, mobiliario, motores, generadores de electricidad o turismo que antes de la pandemia empleaba a 40.000 personas.

En 1998 Kohler, con una fortuna actual estimada en 8.800 millones de dólares, tuvo su visión. Encargó a Pete Dye, uno de los grandes diseñadores de la historia, autor de recorridos míticos como los de Sawgrass, Kiawah Island o Mission Hills, muchos de ellos junto a su mujer Alice, constuir un links de interior en una finca que había adquirido junto al lago Michigan.

El resultado fue un coloso salpicado por cerca de un millar de bunkers (nadie ha conseguido un cálculo exacto, algunas publicaciones hablan de 1.012, otras de 967...) que en condiciones ventosas exige mucho de quienes le desafian. La cantidad de obstáculos de arena en Whistling Straits es tal que la PGA de América se ha visto en la necesidad de emitir una circular esta semana en la que informa a los participantes en la Ryder de que durante la cita los bunkers se jugarán como bunkers. Parece una obviedad pero no lo es.

Primero porque en ocasiones, como en el último PGA en Kiawah Island, estas zonas se consideran waste areas y se puede jugar en ellas sin penalidad, apoyando el palo en la superficie, algo prohibido en un bunker. Y segundo porque ya ha habido confusión con este asunto en otros eventos celebrados en Whistling Straits. Recordado es el caso de Dustin Johnson en el PGA de 2010. El estadounidense marchaba líder en la última jornada cuando apoyó el palo en una de estas trampas. Completó el hoyo con bogey, pensando que había empatado con Bubba Watson y Martin Kaymer y que le tocaba jugar un playoff por el título. Pero los árbitros revisaron las imágenes y decretaron que había cometido una infracción, penalizándole con dos golpes más que le dejaron en quinta posición.

Johnson, integrante del equipo estadounidense, vuelve esta semana al lugar en el que perdió un grande. El sueño hecho realidad de Herb Kohler, que con la Ryder en casa es como un niño en una tienda de golosinas. "Me han prometido un buggy para ver los partidos en primera fila", confiesa el magnate, que a los 82 años ha alcanzado una de sus metas vitales.