Jon Rahm decidió preparar la Ryder Cup (24-26 de septiembre) jugando. En concreto, el Fortinet Championship, el torneo con el que ha arrancado el curso 21/22 en el PGA Tour. Lo que no tenía en sus cábalas el león de Barrika era hacerlo enfermo. Un fuerte dolor de estómago que le obligó a llevar 48 horas sin ingerir alimentos sólidos se sumó a la lista de rivales. Pero el número uno del mundo puede con todo. Pese a su debilitado estado, firmó el par del campo, 72 golpes, a siete del líder, el estadounidense Reavie.

“Ha habido mucha gente que ha jugado en peores condiciones que yo. Tiger jugó un US Open con una pierna rota y cojeando...”, explica Rahm para quitar hierro al asunto. “Esto es mucho peor que el ligero resfriado que noté en el Memorial por el Covid, me siento mucho peor ahora de lo que me sentí pero creo que simplemente es algo que me sentó mal. Ahora haber si puedo comer algo rico y que mi estómago lo tolere bien”, decía. Jon, que reconoció también haber pensado en retirarse, pese a su estado fue crítico con su rendimiento: “Quiero mejorar cosas con el putt. No estuve muy acertado en los greenes”.

Rahm quiere acabar bien el torneo aunque su mente ya vislumbra el gran reto, la Ryder Cup: “Sentir el espíritu competitivo antes de ir a Whistling Straits me viene bien. Además aquí están Kepa (su hijo) y Kelley (su mujer). E ir a casa a deshacer maletas, para luego el lunes volar era un poco engorroso”.