Un récordman lo deja a los 24 años para "disfrutar de la vida"

De 2016 a 2020, el ruso Andrei Chupkov fue el gran dominador de los 200 braza mundiales. Bronce en los Juegos Olímpicos de Río de 2016 con apenas 19 años, doble campeón mundial en Budapest 2017 y Gwangju 2019 y plusmarquista de la especialidad (2:06.12). Pero con un ciclo intenso, de cinco años por la pandemia, ha tenido suficiente. El nadador ruso ha dejado la natación a sus 24 años, con el Mundial de Fukuoka a menos de diez meses y los Juegos de París en apenas tres temporadas.

“Su decisión ya está tomada y es definitiva”, comentó a la agencia rusa Taszsz el técnico del nadador, Aleksander Sergeyevich, quien lo entrena desde los 11 años. El moscovita empezará una nueva vida como ya comentó el pasado noviembre, cuando en su cabeza ya estaba el pensamiento de dejarlo pero siguió batiendo récords, como el ruso en los 100 braza. “¿Los Juegos de París? No, mi siguiente objetivo es disfrutar de la vida. Quiero seguir viviendo pero sin la natación, esta fue una de mis últimas pruebas”, dijo ya en los Juegos de Tokio, intuyendo su prematuro final.

“Quiero desarrollarme más. No quiero volver a vivir esos entrenamientos”, comentó Chupkov, acostumbrado a realizar jornadas maratonianas, de muchos metros, un sacrificio desde que comenzó a tomarse la natación en serio hace ya una década. Chupkov, aficionado del CSKA y amante de la ajedrez desde niño, le deja el terreno libre al triunfador de Tokio en los 200, el australiano Izaak Stubblety-Cook.

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“Muchos siguen compitiendo al no encontrarse a sí mismos”

Criado en la capital de Rusia, Chupkov generó siempre una personalidad brillante. Dotado para la ajedrez, jugó también a fútbol pero se decantó por la natación, deporte en el que reunió grandes habilidades. Entre sus pasiones al margen del deporte está la aviación, aunque considera, como comentó a Olympic Channel, que ya es demasiado tarde para especializarse en ello. “Piloto militar hubiera sido un sueño”, dijo.

Chupkov, apodado el profesor (“me gustan los 200 porque son como una partida de ajedrez, debes calcular mentalmente tus parciales”), siempre ha cuidado en estos cinco años todos los detalles, como afeitarse el cuerpo cada noche antes de la competición para sentirse “como un pez”. Pero ha dicho basta. Ahí deja el récord del mundo y una reflexión. “Muchos deportistas siguen compitiendo porque no pueden encontrarse a sí mismo”.