El fuego amigo 'mata' a los Leones en Bucarest
Lo que parecía un partido controlado saltó por los aires con la justa expulsión de Quercy en la segunda mitad y España sigue sin ganar en 21 visitas a Rumanía.
España tampoco consiguió ganar este sábado en Rumanía (22-16) y ya son 21 derrotas en otros tantos viajes al este de Europa. Esta vez los Leones cayeron bajo una andanada de fuego amigo. La expulsión de Fred Quercy en el ecuador de la segunda parte por un rodillazo torpe y temerario en la cara de Dumitru dio al traste con una hora de trabajo a pico y pala de los chicos de Santi Santos, que ven mermadas sus aspiraciones de conseguir un billete directo al Mundial de Francia 2023 con esta derrota ante un rival directo.
Hasta entonces España tuvo contra las cuerdas a los Robles, equipo de un solo registro. Maniatada su delantera con oficio en los rucks y estáticas y mucho compromiso en el placaje, en un nuevo ejemplo de la enorme labor de Miguel Velasco con la delantera nacional, se quedaron sin argumentos más allá del pie de Vlaicu, que castigó dos de las escasas infracciones españoles en la primera parte. Ordas hizo lo propio para los Leones, que a diferencia de 2019 esta vez sí estaban metidos en el partido a falta del segundo acto.
Este lo abrió un ensayo de Guillaume Rouet, culminando una doble descarga de Güemes y Gimeno en una de las pocas veces, sino la única, que España se lanzó a tumba abierta. A partir de ahí las cosas empezaron a torcerse inexplicablemente. La disciplina se evaporó en una nube de golpes de castigo que devolvió la iniciativa a Rumanía. Tras ver la primera amarilla del día Manu Mora, una buena patada y la posterior presión de Dumitru fabricaron una abierta en la 22 española que terminó con la expulsión de Quercy. Si el golpe ya fue claro en directo, el georgiano Amashukeli lo vio nítido en el TMO. Vlaicu buscó la touch sobre línea de 5 y en el maul posterior llegó el posado de Capatina.
El percance sacó de punto a la Selección, que empezó a perderse en las provocaciones rumanas y las quejas al árbitro. Pasó de negarle el pan a hacerle el juego a su rival. Rouet y Malie verían sendas amarillas en los minutos posteriores, el primero por reiteración de infracciones y el segundo por un placaje sin balón. A punto estuvo de ganársela también Pinto, puesto sobre aviso antes de una melé por sus repetidas protestas.
Los ánimos se templarían con el paso de los minutos y pese a las bajas España se acercó con un golpe a palos de Ordas antes de que Melinte firmara el segundo ensayo de los rumanos. Todavía tendrían una última touch en la 22 rival, pero la inferioridad numérica hizo imposible encontrar el camino a la zona de marca. El bonus defensivo amarrado se antoja escaso para un Selección que, igual que ante Georgia, tuvo en sus manos un resultado mejor y lo dejó escapar. Esos trenes ya no volverán así que el próximo, que pasará por Portugal el próximo sábado, hay que cogerlo sí o sí.