¿Qué fue de Martín López Zubero, primer oro de la natación?
Tal día como hoy de hace 30 años, el estadounidense de padre aragonés fue campeón del mundo. En 1992 ganó el oro en Barcelona. Ahora sigue ligado al agua.
Afincado en Jacksonville, localidad de Florida que le vio nacer en 1969, Martín López Zubero se mantiene fiel a sus raíces 30 años después de haberse convertido en el primer campeón mundial de la natación española. Este estadounidense que compitió por España por el empeño de su padre (aragonés de pura cepa y con una vida de película de la que hablaremos luego) sigue vinculado a la natación como entrenador del Episcopal School desde 2014, cuando dejó su anterior cargo también de técnico en The Bolles School.
Licenciado en Educación Física (anteriormente cursó Historia) y padre de dos hijos, ha seguido la saga que empezó de casualidad su hermano David (practicaba lucha grecorromana pero una lesión le llevó al agua), también medallista olímpico en Moscú 1980, y su hermana Julia, olímpica pero sin botín. Recientemente, la desgracia ha acechado a la familia López Zubero con el fallecimiento, el mismo año, de su padre y de su madre. Martín, que pasaba los veranos de su infancia en Zaragoza para visitar la familia y seguir entrenándose en la piscina del Club Helios, ahora visita menos España.
Su esposa se llama Loretta y uno de sus hijos, Zachary (la chica es Lily, seis años mayor), intenta seguir los pasos de su padre y compite en la categoría de edades de su Estado en la misma Episcopal School en la que entrena Martín, como explica orgulloso el campeón olímpico en sus redes sociales.
Del 'Cinema Paradiso' al 'Apocalypse Now'
Los éxitos de Martín López Zubero no se entienden sin su padre, José Luis: baloncestista, oftalmólogo, escritor y con una particular mirada sobre la vida. Nació en 1931 en la calle Predicadores de Zaragoza y con cuatro años se mudó a la calle de Las Armas. Un buen nombre para dar colorido a unos años de Guerra Civil que siempre recordó como una película en la que entendió lo que era la muerte.
"Mamá, ¿ese hombre ya no podrá hacer nada?". "No, hijo, no podrá". Una conversación con su madre después de ver un cadáver en la calle que siempre recordaba. Sintió curiosidad por el cine y se identificó con el niño protagonista de Cinema Paradiso. Con 30 céntimos veía dos películas, y no con la música de Ennio Morricone de fondo sino con el NODO de la época. Al margen del cine y de las letras, este hombre culto cursó Medicina y jugó al baloncesto. De hecho, con sus 1,83m, llegó a ser preseleccionado por España y tuvo sobre la mesa una oferta del Barcelona, que solo una lesión impidió que fructificase.
Aprendió todo el inglés que pudo en un verano en Londres y emigró a Nueva York, donde tuvo que volver a cursar Medicina y donde se especializó como oftalmólogo. Allí conoció a su primera mujer, Elisabeth, con quien tuvo a sus tres hijos y plantó su clínica y su residencia en una ciudad de Florida, Jacksonville. Tan agradecido le estuvo a Estados Unidos que se alistó como voluntario para la Guerra del Vietnam. Lo que iba a ser una estancia tranquila, ejerciendo su especialidad, se convirtió en un Apocalypse Now. "Veíamos centenares de cadáveres", explicó en su momento al Heraldo de Aragón.
Su afán solidario le llevó a trabajar en Argelia, Kenia o Bangladesh, donde recuerda incluso que llegaba a operar cien cataratas al día. Una vida que se apagó en Madrid el 29 de noviembre, con 89 años, después de haber vivido una historia que daría para una de las películas que tanto admiraba de niño en Zaragoza.
Del McDonald's al podio de Perth
Con su padre en la grada (como hizo en los seis Juegos en los que participaron sus hijos), el 9 de enero de 1991 quedará grabado en la memoria de la natación y del deporte español. En el Mundial de Perth (Australia) López Zubero se colgó el primer oro español en los 200 espalda. "He conseguido uno de los grandes sueños de mi vida. Estoy muy satisfecho de ser campeón mundial, aunque me hubiese gustado conseguirlo logrando además el récord", dijo Martín después de su éxito.
"Mi hermano me había dicho antes de llegar a la piscina que no pensara en nada, y que saliera a divertirme, pero la verdad es que la presión pudo conmigo", dijo el nadador, que curiosamente antes de la final acudió con David a comer al McDonald's, una manera de evadirse y de quemar adrenalina. Una hamburguesa y una coca-cola era lo que yacía en su estómago antes de lanzarse a la piscina.
En el Europeo de Bonn de 1989, Martín López Zubero ya había empezado a despuntar con el oro en los 200 espalda. Su mejor tiempo en las semifinales del Mundial (2:00.73), le permitieron salir por la calle 4. Sus rivales más serios eran el italiano Stefano Battistelli, el húngaro Tamas Deutsch, el alemán Dirk Richter, el estadounidense Jeff Rouse y el soviético Vladimir Selkov. El español Pedro Marquínez dio el pistoletazo de salida, un presagio de por dónde iría la carrera.
El nadador de Jacksonville nadó en negativo. En los primeros 50 metros solo logró ser quinto, misma posición en el 100. Pero aceleró tras el segundo viraje y nadie le pudo detener. Paró el cronómetro en 1:59.52 por 1:59.89 del italiano y 2:00.33 del soviético. La emoción en la delegación española se hizo notar y al día siguiente en la prensa australiana le bautizaron como 'El Matador'.
Después de aquel éxito, López Zubero confirmó sus expectativas en los Juegos Olímpicos de Barcelona, en los que ganó la medalla de oro en los 200 espalda. Uno de los primeros éxitos de la inolvidable cita y uno de los mejores recuerdos de siempre de la natación española.