Jaka arrasa a Elezkano y se planta en su primera final
El partido del Bizkaia fue frenético hasta el 6-5, pero el vizcaíno acusó después el desgaste y recibió un parcial de 0-17. Altuna-Darío pelearán por la otra plaza.
La pelota ya no es aquella tiranía de Aimar e Irujo que se iban repartiendo txapelas con el comienzo de siglo. Ahora hay un ramillete de chavales que se van colando finales y no existe un acaparador de tronos. Y más en estos tiempos de COVID, en los que el sistema de partidos seguidos y torneos exprés, no da tiempo a prepararse mucho. Han caído grandes favoritos como Irribarria y Urrutikoetxea, y hay unos cuantos meritorios dispuestos a dar la sorpresa. Es el caso de Jaka. Acumulaba cuatro finales de segunda, con dos títulos del Parejas, más otro del Cuatro y Medio y un subcampeonato en este. Ahora tiene su primera gran oportunidad para reinar en la modalidad más importante, el Manomanista.
El pelotari de Lizartza es de sangre caliente. Lanzó un grito desgarrador tras imponerse a Elezkano (6-22). “Todavía estoy flipando”, acertó a decir maravillado. En la semifinal del Bizkaia presentó sus credenciales para vestir de colorado todo el año próximo, es decir, para ser campeón. Se apoyó en el saque y supo adaptarse a la exigencia del guion. Si en la ronda anterior Urruti le hizo estar atrás, en esta ocasión el juego fue más en corto, en el enredo de los cuadros alegres.
Hasta el 6-5, el partido fue frenético, con un ritmo endiablado que parecía imposible de de mantener. Ambos estaban muy llenos y no querían parar. Iban de un lado a otro sin economizar sudor. Se sentaron y Elezkano no pudo dar la vuelta al físico. Estaba k.o. Pagó muy caro su entusiasmo. Y si las piernas no van, la cabeza enloquece. No pudo ni recuperar el saque para tener alguna opción. Jaka sí supo recuperar el aire. Estuvo muy puesto en todo instante, sin dar un respiro al contrincante. Fueron cayendo los tantos uno a uno hasta el parcial de 0-17, siempre de aire, porque ahora el bote se ha dejado para la ‘jaula’.
Elezkano sacaba hacia la pared izquierda pero le caía cómoda la pelota al azul, y en el peloteo tiraba cómodo, al centro. En estos casos el botillero siempre suele aportar un granito de arena que para Danel habría sido la vida. El jugador de Lizartza ganó altura, fue variando el primer disparo con tiros en ocasiones a la zona de contracancha y le dio con mucha más violencia. No tuvo rival y no dio tregua, no dejó ni un resquicio. En 35:21 de juego completo se solventó la semifinal, con sólo 176 pelotazos. Ahora Jaka espera la resolución del Atuna-Darío de mañana (18:00 horas, ETB-1) en Eibar. Sería especial para Jaka encontrarse con su amigo Altuna para conformar una final guipuzcoana muchos años después. Ambos han tenido mucha complicidad en su carrera. “Cuando ganó la primera txapela del Cuatro y Medio contra Urruti mi madre tenía un cáncer y me lo dedicó. Eso no se olvida. Tiene la txapela del Cuatro y Medio y la del Manomanista, que se porte bien con los tapados”, lanza.