Duplantis vuela alto en Roma: bate a Bubka saltando 6,15
Armand Duplantis logró el récord del mundo al aire libre en Roma al saltar 6,15 al segundo intento. Se quedó a tres centrímetros de su marca bajo techo.
El Olímpico de Roma lucía imponente con todas sus gradas vacías. El silencio reinaba en un estadio que acogió hace sesenta años los Juegos Olímpicos. Los organizadores querían celebrar la efeméride, pero la pandemia lo impidió. Ni tan siquiera pudieron entrar los 5.000 fans previstos. La evolución del virus en el país no lo permitió. Con esa extraña sensación llegó ayer la Diamond League, que vivía su penúltima cita (la última, el 25 de septiembre en Doha), con tres de las mayores estrellas del atletismo actual: Armand Duplantis, Karsten Warholm y Jakob Ingebrigtsen. El primero fue el que abrió el fuego y fue quién se llevó todos los focos.
Las últimas semanas tenía una cifra en la cabeza: 6 metros y 15 centímetros. Esa marca era un centímetro mas de la que logró en 1994 el ucraniano Sergey Bubka. Era el récord mundial al aire libre y quería que fuese suyo. En Roma todo fluía. Empezó a saltar en 5,45. Tomó la pértiga también para el 5,70 y el 5,80. Ambos fáciles. Erró en 5,85, pero a la segunda lo pasó y le sirvió para ganar la prueba. No había más que esperar: el listón subió a 6,15. Falló en el primer intentó, pero lo pasó sobrado en el segundo. El récord, que había durado 26 años, llegó hasta Roma. Duplantis se quedó con él. En febrero, Glasgow bajo techo, el sueco saltó más que nadie: 6,18. Podía haberlo intentado, pero por hoy estaba bien. Era tiempo de disfrutar, al fin. "Todo el mundo hablaba de ello y fue un presión extra. Sabía que debía hacerlo para que la gente parase de hacerme la pregunta. Fue un alivio más que una alegría", admitió al terminar Mondo.
Duplantis parece un veterano volando, pero no deja de ser un prodigio que no deja de sorprender. Cumplirá 21 años el 10 de noviembre, pero en la pértiga es un veterano. La primera vez que tomó una tenía fue en el jardín de su casa cuando tenía tres años. Su padre, Greg, fue pertiguista (ahora es su entrenador), y eso puede explicar el por qué de su precocidad. Nacido en Lafayette (Luisiana, Estados Unidos), pero tiene doble nacionalidad, ya que su madre, Helena (exheptatleta) es de Suecia, país que él ha decidido representar.
Para explicar la calidad del recordman hay que apuntar a muchos puntos. El primero es su obsesión por entrenar y mejorar en su deporte. Al iniciarse tan joven no tiene miedo y ha hecho del viejo planteamiento de la escuela rusa, que establecía que se debía batir a 4,5 metros del cajetín, su hoja de ruta. "Mete un pie y medio más y se mueve en cuatro metros o así. Lo hace al revés que los rusos, que Bubka, pero no han querido cambiarle. Si le hubiesen obligado a seguir una ortodoxia habría saltado menos. Tuvo esa suerte", revelaba Javier García Chico en un reportaje en AS en el que desmenuzaba el estilo de Mondo.
Warholm volvió a demotrar su superioridad
La marca del sueco eclipsó todo, también la buena carrera de Karsten Warholm, quien volvió a demostrar su gran estado de forma. Corrió solo desde los primeros metros y marcó 47.07, una centésima menos de lo que hizo en Berlín el pasado domingo. Es inexpugnable, pero el récord mundial (Kevin Young hizo 46,78 en Barcelona 92) se le volvió a escapar por muy poco. El segundo, Ludvy Vaillant, se quedó a 27 centésimas. Un mundo. Por su parte, Jakob Ingebrigtsen fue el único que no se llevó la victoria en Roma. Hizo una carrera a buen ritmo, pero en el rus final se vio superado por Jacob Kiplimo (7:26.64). Del resto de la jornada destacó la nueva lucha entre las ucranianas Yuliya Levchenko y Yaroslava Mamuchikh en el salto de altura femenino. El triunfo fue para la primera, quien saltó 1,98. Intentó el 2.01, pero erró los tres intentos. Por su parte, la victoria en los 100 metros masculinos fue para el sudafricano Akani Simbine (9.96) y en la femenina lo hizo la jamaicana Elaine Thompson-Herah (10.85).