De Seve a Jon
Severiano Ballesteros abrió una nueva era en el mundo del golf. Desde sus éxitos, varios jugadores españoles se han codeado con los mejores.
Treinta años y once meses. Es el tiempo que pasó entre el 19 de agosto de 1989 y el 19 de julio de 2020. En la primera fecha, Severiano Ballesteros era relegado por última vez del número uno mundial. La segunda pasó a la historia como el día en el que Jon Rahm lideró el ranking del mundo de golf. Lo perdió a las dos semanas, pero tras el PGA Championship, Jon vuelve a ser el número uno. Casi 31 años después, un español repite la gesta de Seve. (Fotomontaje de GOLFTV)
Ser número uno en el Official World Golf Ranking (OWGR) no es fácil, en absoluto. Desde su creación en 1986, solo 24 jugadores han sido capaces de liderar la clasificación en algún momento. El ranking premia la constancia durante los dos últimos años, y solo a base de buenos resultados semana tras semana un golfista puede acceder a lo más alto.
Severiano Ballesteros fue el segundo golfista que se sentaba en el trono del golf mundial. El 27 de abril de 1986, tres semanas después del lanzamiento de este novedoso sistema de clasificación, el de Pedreña le arrebató el puesto al primer líder de la historia, el alemán Bernhard Langer. Este reconocimiento llegaba cuando Seve ya era una de las estrellas más importantes en el mundo del golf. En aquel momento, el cántabro ya sumaba siete victorias en el PGA Tour -dos de ellas en el Open y otras dos en el Masters de Augusta- y 30 en el European Tour (solo en enero de ese año ganó tres torneos).
Hasta en cinco ocasiones distintas ocupó Seve el número uno mundial. La primera vez que lo hizo fue durante 20 semanas consecutivas. Tras perder el liderato frente a Greg Norman, lo recuperó dos veces durante únicamente una semana. Sus dos últimas experiencias en lo más alto duraron 19 y 20 semanas, respectivamente. La carrera de Seve se alargó durante muchos años, aunque en los últimos sus participaciones en los torneos no eran tan habituales. Su quinto y último major fue el Open de 1988, y su 50ª victoria en el European Tour -nadie tiene más- llegó en 1995. Seve acumuló 90 victorias como profesional en sus vitrinas, y en 1999 entró en el World Golf Hall of Fame. Sus épicas victorias en majors, Ryders y el número mundial abrieron una nueva era en el golf español, europeo y mundial.
Desde entonces, España ha visto la aparición de varios jugadores que han cosechado grandes resultados. En pleno apogeo de Seve, Miguel Ángel Jiménez se hizo profesional. El Pisha entró en el European Tour en 1988 y, desde entonces, ha conseguido 21 trofeos en el circuito y 33 en total. Tiene nueve top-10 en majors, llegando a ser segundo en el US Open de 2000 -a quince golpes de Tiger-. Durante esa década fue frecuente ver a Miguel Ángel entre los veinte mejores del mundo. Su mejor clasificación en el OWGR fue 12º en 2004.
Prácticamente simultánea fue la irrupción de José María Olazábal. El de Hondarribia ganó varios torneos importantes en categoría amateur, y en 1986 llegaron sus primeras victorias en el European Tour. Durante su carrera, emuló a Seve -con quien desarrolló una gran amistad, y formó con él una de las parejas más históricas de la Ryder Cup- ganando dos Masters de Augusta. Fue con un triunfo en el Open de Cataluña de 1991 cuando Ollie alcanzó su mejor posición en el OWGR, segundo. Sumó 30 victorias en su carrera, aunque el número uno mundial se le resistió, y a día de hoy se le puede ver compitiendo cada año en Augusta. Como su amigo Seve, forma parte del Salón de la Fama del Golf.
Los niños que durante su infancia vieron los éxitos de Seve se hicieron mayores, y algunos resultaron ser muy buenos. Es el caso de Sergio García, que no tardó ni un año en hacerse un hueco entre los mejores del golf mundial. Con varios éxitos como amateur a su espalda, en 1999 Sergio se hizo profesional con tan solo 19 de años. De ahí su apodo 'El Niño'. Y ese mismo año dejó atónito a todo el planeta golf, que veía como un español que apenas superaba la mayoría de edad, finalizaba segundo un PGA Championship a un golpe de Tiger Woods, que comenzaba su tiranía. La imagen de su golpe desde el árbol, corriendo cuesta arriba y saltando para ver cómo su bola llegaba a green pasó a la historia del golf.
A partir de ahí, Sergio García, que prometía ser la nueva estrella absoluta del golf español, se empezó a codear con los mejores, con victorias en PGA y European Tour. Pero pasaban los años y no llegaba el tan ansiado major. En 2002, top-10 en los cuatro grandes. Desoladora fue su derrota en el playoff del Abierto Británico en 2007 frente a Padraig Harrington. Parecía que el major nunca iba a llegar, acumulaba hasta 23 finales entre los diez mejores en un grande, hasta que en 2017 venció en Augusta, como ya hicieran Seve y Olazábal. Al igual que Chema, Sergio llegó a ser segundo del mundo en 2008 durante 18 semanas, y nunca alcanzó el primer puesto. Pese a ello, siempre ha sido muy regular, y acumula 353 semanas entre los diez mejores golfistas del mundo.
Coincidiendo con la victoria de Sergio en Augusta, Jon Rahm asomaba la cabeza entre los profesionales. El de Barrika venía de ganar prácticamente todo durante su etapa universitaria, y fue número uno del mundo del ranking amateur. En 2017 llegó su primera victoria en el PGA Tour y también en el European Tour. Desde ahí, ha ganado torneos en los dos circuitos todos los años. Y esa ha sido la clave de su éxito en el OWGR: la constancia. A la espera de su primera victoria en un major -cuatro veces entre los diez mejores-, Rahmbo está en la pomada semana tras semana. En diciembre del año pasado emuló a Seve ganando la Race to Dubai 28 años después del cántabro. Ahora, casi 31 años después, Rahm vuelve a imitar a su ídolo de la infancia, y es, de nuevo, número uno mundial.