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Los regatistas dejan el CEAR de Santander y vuelven a sus casas

Después de cumplir la cuarentena al haber presentado síntomas uno de los deportistas, el equipo olímpico de vela regresa a casa tras la 'polémica' con el CSD.

Los regatistas dejan el CEAR de Santander y vuelven a sus casas
Federación de Vela Española

Los miembros del equipo olímpico español de vela, que se encontraban aislados en el Centro Especializado de Alto Rendimiento de Santander, dejaron ayer las instalaciones una vez cumplido el periodo de cuarentena de catorce días al que estaban sometidos por la Sanidad cántabra después de que uno de los deportitas allí confinados hubiera mostrado síntomas leves compatibles con el coronavirus al presentar infección en las vías respiratorias. Se recuperó en escasos días. Ahora, una vez finalizada dicho periodo, los deportistas pusieron rumbo a su residencia familiar tras varias semanas de polémica.

 Después de suspenderse el Mundial de 470 y el Trofeo Princesa Sofía, previsto para mediados de marzo en Palma, los regatistas, ante la inminente declaración de estado de alarma por parte del Gobierno y con los Juegos de Tokio todavía fijados para este verano, se confinaron en Santander, alegando haber estado en contacto con “muchos deportistas de distintos países”. El CSD lo consideró “insolidario e irresponsable”. Los CAR de Madrid y Barcelona cerraron con antelación.

"Se les ofreció la posibilidad porque estaban en una competición con centenares de regatistas de otros países y no veíamos lógico que volvieran a sus casas con el riesgo de contagiar a sus familias. No acepto de ningún modo que se nos tache de irresponsables", apuntó a este periódico la directora de la Federación, Julia Casanueva, durante el confinamiento. En total, eran 15 las personas confinadas, entre deportistas y personal técnico, y eran controlados a diario por la doctora de la Federación, que vivía en Cádiz. Otros Centros de Alto Rendimiento, como el de Madrid y el Barcelona, cerraron antes del estado de alarma, lo que provocó también la indignación de algunos deportistas. Una vez aplazados los Juegos Olimpicos a 2021, la sensación es de más calma entre los implicados.