El Campeonato de Europa pasa factura en los banquillos
El serbio Nenad Perunicic, el quinto seleccionador despedido antes de cumplirse un mes de la final del Campeonato de Europa.
Mientras en España la Federación pasea la ensaldera de campeones de Europa por medio país en todas sus promociones protocolarias, en el resto de los países continentales los resultados del campeonato se están pagando con despidos en algunos casos polémicos. Nenad Perunicic, un mito serbio como jugador, que militó en la competición española, ha sido despedido esta semana de manera fulminante al frente de Serbia, que justifica la decisión por los malos resultados en el Campeonato de Europa.
Perunicic era el séptimo seleccionador de Serbia en esta década, en la que también estado al frente del país dos técnicos que como jugadores pasaron por España: el sueco Vranjes (ahora al frente de Eslovenia) y Peric, que en su última etapa jugó en el Barça y ahora es un especialista como entrenador de porteros.
La primera salida, sin embargo, fue la de Didier Dinart del banquillo de Francia. Su país no estuvo ni en la segunda fase, y aunque Dinart es una leyenda en el país vecino (379 partidos internacionales, dos títulos olímpicos, tres mundiales y dos europeos) a sus 43 años no estará si en el preolímpico en París; su ayudante, Guillaume Gille, toma el mando en los franceses.
También se cae Christian Prokop en Alemania, que organiza otro de los preolímpicos y está bien posicionada para ir a los Juegos. Los alemanes, quintos en el Europeo, sólo perdieron dos encuentros, ante España y Croacia, los finalistas, pero no ha evitado que salga de la selección tras dos años en el equipo nacional, eso sí, rodeado de polémica porque en Alemania se pide la salida no del seleccionador, sino de quien le colocó en el puesto. El islandés, Alfred Gislasson, otro de los que pasaron como jugadores por España, ocupa su puesto.
Respecto a las salidas de los seleccionadores de Rusia y Ucrania, más o menos ya estaban pactadas, y los dos países buscaban entrenadores, a más tardar para después de los Juegos Olímpicos.