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FÚTBOL SALA

Lucas Oliveira planta cara a la diabetes con el fútbol sala

El jugador brasileño del Magnus Sorocaba relató a Globoesporte cómo supera esta enfermedad que no le ha impedido ser uno de los mejores porteros de fútbol sala del mundo.

Actualizado a
El portero del Magnus Futsal Lucas Oliveira, durante un partido.
Twitter @MagnusFutsal

La historia de Lucas Oliveira es otra muestra más del deporte como lucha contra la adversidad. A sus 29 años el guardameta del Magnus Sorocaba de fútbol sala se ha convertido en uno de los mejores porteros del mundo superando los problemas de diabetes que le diagnosticaron cuando tenía 11 años.

Oliveira, ganador de dos Mundiales de Clubes en 2018 y 2019, y elegido mejor portero del torneo en la edición de este año, planta cara a la diabetes de tipo 1, una enfermedad que produce debilidad, fatiga y nerviosismo (en su caso además el cuerpo no genera insulina) que no le ha impedido cumplir su sueño de ser jugador de fútbol sala profesional

En una entrevista con el medio brasileño Globoesporte Oliveira relató cómo superó sus miedos iniciales a la enfermdad. "Mi único miedo era no poder jugar a la pelota pero rápidamente me dijeron que podía hacer actividad física de forma normal, y eso me ayuda a cuidarme. Ni siquiera me ponía nervioso, sólo pensaba en jugar al fútbol".

El portero del Magnus también reveló que el hecho de sufrir diabetes no le afecta en su día a día y se siente feliz de ser un ejemplo para muchos en Brasil. "La diabetes no me impide hacer nada, nunca me molestó dentro de la pista y estoy feliz por ser un ejemplo para madres y niños. Me enteré muy temprano, con 11 años. Siempre intento hablar con las personas y ser un buen ejemplo. La diabetes, siempre que se trate bien, no impide hacer nada".

Oliveira también relató cómo se medica para combatir la diabetes y cómo mide sus niveles de azúcar incluso durante los partidos."El desgaste físico es igual que el resto porque intento dejar el nivel de azúcar en sangre a nivel correcto. Siempre me hago mediciones. Antes me hacía un pinchazo en la punta del dedo y era complicado porque me extraía una nota de sangre, pero ahora me he colocado un sensor en el brazo que hace más fácil la medición durante los partidos o un tiempo muerto. En los entrenos dejo el medidor en la mesa. La aplicación de la insulina depende mucho de la alimentación, en los partidos me suelo aplicar más porque el estrés hace que el nivel de azúcar aumente".

Ahora Oliveira sueña con seguir creciendo como jugador y vestir los colores de Brasil con la ilusión de formar parte de la selección en los Mundiales de Lituania de 2020. "Estoy viviendo un auge de mi carrera, pero pensamos en seguir creciendo porque la presión es enorme. Siempre hay partidos decisivos y si no lo hacemos bien, el equipo se verá perjudicado. Disputar un Mundial con la selección es el sueño de todo jugador. Tenemos muy buenos porteros pero mi habilidad para jugar con la pelota me puede ayudar para ser convocado".