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Begoña saltó de la grada para 'salvar' a Franklin

El del Cartagena cayó al suelo y le faltaba el aire. Begoña, médico, fue directa a la pista desde la grada para atenderle. El partido terminó con reparto de puntos (2-2).

Torrejón de Ardoz
Begoña saltó de la grada para 'salvar' a Franklin
@alber_ps

Quedaban pocos segundos para el descanso del partido en el Jorge Garbajosa de Torrejón entre Movistar Inter y Cartagena. Los de Duda caían 1-2 al borde del intermedio y Franklin chocaba con dureza y se quedaba tendido. Los segundos pasaban y el 8 no se levantaba. La gente de la grada se agolpaba con curiosidad y preocupación pero de todos, sólo una de las presentes actuó.

Su nombre es Begoña Bueno y es médico en la UVI de un hospital público de la Comunidad de Madrid. Cuando vio lo que sucedía se temió lo peor, una parada respiratoria. La doctora atravesó la grada corriendo, saltó la valla que limita el fondo oeste y se fue rápidamente a atender a Franklin junto al equipo médico y miembros de Protección Civil para evitar males mayores.

"He visto que el chico podía estar entrando en parada respiratoria. Yo no he salido inmediatamente porque pensaba que había UVI móvil. He pedido permiso para saber si podía salir identificandome como médico de UVI para atender si había parada respiratoria y evitar así una parada cardiaca. No podía respirar porque se había llevado un golpe en el diafragma y se había quedado paralizado el músculo" , narró para AS.

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Begoña confiesa que no es la primera vez que lo hace. "Estoy muy concienciada con estos casos. El chico de Protección Civil me conocía porque atendí un caso de dolor torácico en un campo de Torrejón", asegura. Lo de Franklin, por suerte, no fue a mayores y Begoña volvió a la grada ante las miradas de admiración de todos los presentes. El del Cartagena también volvió a su sitio, a la pista, después de recibir una ovación unánime del pabellón cuando se marchaba camino de vestuarios con el susto en el cuerpo pero bien y por su propio pie.

La doctora Bueno aprovecha la ocasión para recordar la necesidad de formación, que ella ofrece en los coles e institutos de manera voluntaria. Para que si ella no está, los demás sepan. Para que no haga falta que ella sea la única que pueda convertirse en un ángel de la guarda.