Fiebre oval en Japón
Los anfitriones se miden este domingo a Sudáfrica en cuartos del Mundial (12:15, M. Deportes) con el país entregado. Beaumont: "Han capturado mentes y corazones por todo el mundo".
Ni el sumo, ni el judo, ni el fútbol, ni el béisbol. Últimamente reina en Japón el rugby. Porque es el país organizador del Mundial y porque su selección se mide este domingo (12:15, Movistar Deportes) a Sudáfrica en cuartos de final. Lo hace en calidad de primera del grupo A, además, tras derrotar a Irlanda y Escocia en la fase de grupos.
Ese último partido, el que selló la primera clasificación de los anfitriones para unas eliminatorias mundialistas, sentó a 54,8 millones de personas frente al televisor en el país y tuvo un share del 53.7%. Es la mejor marca en un partido de rugby de la historia nipona y la cifra incluso supera a la final del Mundial de fútbol de 2002, que organizaron conjuntamente con Corea.
Japón engancha con su rugby dinámico en el campo y por su eficacia y hospitalidad fuera de él. El encuentro ante Escocia en Yokohama pudo disputarse menos de 24 horas después de que el tifón Hagibis pasara por la ciudad y han sido frecuentes imágenes impensables en otros lugares como la de un grupo de aficionados cantando el himno samoano antes de un partido.
"Este es ya uno de los mundiales más grandes de la historia", ha dicho estos días Bill Beaumont, presidente de World Rugby, resaltando "la calidez y el apoyo" de los anfitriones como pilares fundamentales. "Los heroicos Brave Blossoms han capturado corazones y mentes alrededor del mundo”, añadió el mandatario.
Francia, una trampa para Gales
Antes, a las 09:15, chocarán en Oita la convincente Gales de Warren Gatland, primera del grupo D, y la impredecible Francia de Jacques Brunel, segunda del C. Partido trampa para un Puerro que debería dominar desde su hipotética superioridad en las fases de conquista. Francia pondrá todo el flair disponible en el campo con Fickou, Vakatawa o Medard y tiene a su favor el factor sorpresa de una selección con la que nadie cuenta para este Mundial. Como ese chaval acercándose a una chica inaccesible en una discoteca. El "no" ya lo tiene. Ahora hay que jugar el partido.