Nueva Zelanda pasa el rodillo
No hubo opción para Irlanda ante el rugby total de los neozelandeses, que se citan ahora con Inglaterra en busca de su tercera final seguida.
No hay antídoto, o no parece haberlo por ahora, contra los All Blacks. En su camino al ‘threepeat’, la consecución de su tercer título mundialista seguido, el combinado neozelandés asfaltó este sábado a Irlanda en cuartos de final (46-14).
El Trébol, que aspiraba a romper su techo histórico de cuartos en la cita, ha llegado anémico a Japón y tendrá que esperar cuatro años más. Afrontará el reto ya sin algunas de las figuras que han marcado la era Joe Schmidt. Los Rory Best (37 años y 124 caps para un hombre que no podía hablar de la emoción al final del partido), Jonny Sexton, Rob Kearney o el propio seleccionador, que abandona el timón tras seis años al frente para volver a su Nueva Zelanda natal.
Su imagen bajando las escaleras del Tokio Stadium entre apretones de manos y agradecimientos de los aficionados irlandeses resume su legado, materializado en el fortalecimiento de las franquicias provinciales y en tres títulos del 6 Naciones, uno de ellos con Grand Slam incluído.
A Schmidt le chafaron el último baile sus paisanos con un rugby total. Incontenibles, los All Blacks son un tsunami, una marea negra que se desparrama por todo el campo y te ahoga cuando quiere. En este caso, a Irlanda le duró el oxígeno 14 minutos. Hasta que Aaron Smith vio un poste desocupado tras varias fases a la corta en la 22 rival y lo aprovechó. Repetiría en el 20’, antes de que Barrett interceptara un oval suelto tras un malentendido entre Sexton y Kearney y se lo llevara a patada limpia hasta la zona de marca del Trébol. 22-0. Finito.
Despojada de la tensión de un duelo parejo, la segunda parte quedó para el disfrute. Porque hay belleza en lo que hacen los All Blacks, seguramente la máquina mejor engrasada a nivel mundial en deportes de equipo. Aunque liquiden en media hora un partido de cuartos de final de un Mundial dejando al aficionado rival y al neutral compuesto y sin novia.
Tuvo su arrebato Irlanda, por medio de Henshaw en el 69’, tras dos nuevos posados oceánicos de Taylor y Bridge. Lo silenció a renglón seguido George Bridge, que lleva ya ocho en nueve apariciones con su selección, antes de que Nigel Owens concediera un ensayo de castigo al Trébol por una acción antijuego de Todd, que vio la amarilla. Jordie Barrett, en el 79’, cerró la cuenta y terminó con la agonía irlandesa. La mochila de los cuartos tendrán que seguir cargándola cuatro años más. Nueva Zelanda, por su parte, tiene otra cita el próximo fin de semana. Inglaterra se interpone ahora entre ellos y la historia.