Sara Andrés: del 200 y el 400 al récord del mundo de longitud
Tiene la plusmarca de longitud, con 4,11, y este fin de semana compite en Fuenlabrada. Fue quinta olímpica en Río en 400 y bronce mundial.
Sara Andrés (Las Rozas, 33 años) es profesora, pero ha pedido excedencia en el colegio. Quiere estar en los Juegos de Tokio 2020 en el mejor momento posible. "Desde enero no voy con los peques porque quiero dedicarme al atletismo. Es imposible trabajar, entrenar... Era ahora o nunca. Deseo saber hasta dónde puedo llegar. Cuando eres valiente no te arrepientes2, explica Sara, que en junio batió su propio récord del mundo de longitud en categoría T62 (doble amputación) con 4,11 y mañana quiere superarlo en Fuenlabrada. Centímetro a centímetro, como Bubka en pértiga. "Pero él lo hacía queriendo, porque le pagaban. En mi caso no es así", bromea Sara.
Sara era una chica deportista, que en 2011 tuvo un accidente en el que perdió sus pies. Y ahí se encontró con el atletismo. "Ahora es mi motor principal", dice. Estuvo en los Juegos de Río 2016, donde corrió 200 y 400. En la vuelta a la pista fue quinta y un año después se llevó un bronce mundial. Pero ahora ha tenido que reinventarse, porque el programa paralímpico ha cambiado esas distancias por 100 (ya ha hecho 13.8) y longitud. Desde noviembre las prepara. "Me he adaptado forzosamente y no me está yendo mal. Cuesta cambiar el tipo de entrenamiento, la logística", explica Sara y añade: "En longitud la batida es diferente, al no tener pies es jorobada la caída. A veces da un poco de miedo".
Para Tokio se encuentra con un obstáculo añadido: "Seremos tres categorías en la misma prueba. Compartimos concurso con las que tienen pie equino y una pierna amputada, que llevan más tiempo en 100 y longitud. En esa prueba algunas hacen seis metros. Yo soy la que más salto del mundo de las dobles amputadas, pero lejos de las unilaterales".
Sara sigue poco a poco ("creo puedo llegar a cinco metros"). Va siempre con sus prótesis visibles. "No hay que esconder lo que una es. No tengo pies pero sí protésis muy chulas". Entrenada por Carlos Llanos y Eleuterio Antón, es habitual de la Blume. Siempre sonriente y en dirección a Tokio. Fiel a su lema: "Prefiero no tener pies y saber dónde voy".