Tiger Woods reabre su leyenda en Augusta: ya tiene 15 grandes
El Tigre no ganaba un major desde hace 11 años (US Open). Es su quinta Chaqueta Verde tras las que se llevó en 1997, 2001, 2002 y 2005.
Si hay una historia de cine en el golf es la de Tiger Woods. Icono mundial, que cayó a los infiernos en su vida personal y luchó durante una década por salir a flote entre operaciones quirúrgicas e incluso tuvo una detención policial, este domingo añadió una escena única a lo que sería su película. A los 43 años ganó el Masters de Augusta, el quinto de una carrera que empezó con el triunfo de 1997, allá por el siglo XX, cuando era un embrión de lo que sería el Tigre, ese extraterrestre que conquistó 14 majors hasta 2008. Ahí la cuenta se paró con el US Open… y el 15 llegó el 14 de abril de 2019, en Augusta. 11 años después. La carrera contra Nicklaus (18 grandes), que parecía muerta, se reabre entre los gritos de la multitud que le jaleaba.
Salía Tiger al partido final (-11) con dos golpes de retraso respecto al impasible italiano Francesco Molinari (-13), que ya le había tumbado en el pasado British Open. En los primeros hoyos se respetaron e incluso el turinés despegó para sacar un golpe más a Woods, que compaginó tres birdies con dos bogeys. Molinari, de juego más estable, aguantaba para llegar con la misma ventaja, dos arriba, a Amen Corner, el rincón mágico de Augusta. Esos hoyos 11, 12 y 13, en los que todo sucede en este major. Ese sitio donde los golfistas infalibles pueden sufrir un shock desconocido que les saque del torneo. Esta vez también fue así… pero no para el Tigre.
Salvaron los favoritos el hoyo 11, sin problemas, pero el 12, el Golden Bell, ese par 3 en cuya agua han naufragado históricamente grandes campeones, fue el que aniquiló mentes. Soplaba el viento de manera racheada y lloviznaba, con lo que la elección de palo se hacía más complicada. Primero pasaron por allí Koepka y Poulter, dos golfistas a priori seguros, y su bola fue absorbida por el agua. Con dos doble bogeys, sus cerebro desconectaron del torneo. Justo después llegaba al tee Molinari, que debatió profundamente que golpe dar con su caddie Pello Iguarán. Dio a la bola… y ¡puf! Agua. Tiger Woods, que conocía bien el lugar, tiró a asegurar. El partido se igualaba en -11, mientras otros aspirantes se apuntaban a la batalla por el bajón (Schauffele, Dustin Johnson, Cantlay…). Chicco Molinari seguía vivo, pero su mente se había ido lejos… Y Tiger acabó Amen Corner, en el 13, con un birdie y su Tiger Fist Pump, su puño ganador. Líder en solitario (-12).
En el hoyo 15, (Firethorn) el par 5 con el que se puede ganar ventaja o perder el tren, fue en el que se vivió el desenlace. Molinari tenía un segundo golpe para llegar a green. Su bola chocó con una rama y otra vez... agua. La maldición del Golden Bell y la inestabilidad emocional golpeaban al turinés que había arrasado en la Ryder Cup. Las decenas de millares de aficionados jaleaban a Tiger que sí que acampaba en el green y hacía otro birdie (-13). En el 16, el par 3, coqueteó hasta con el hoyo en uno. Su marabunta, cada vez más difícil de vislumbrar por su numerosidad, estallaba con el -14. Firmó par en el 17.
El paseo triunfal de Tiger comenzaba en el hoyo 18, con una salida perfecta y entre una atronadora ovación. Sólo un doble bogey le dejaría igualado con Dustin Johnson, Schauffele y Koepka, que cerraron en Casa Club con -12. Era una opción inverosímil. Tiger Woods, que ya había peleado por British y PGA en 2018, no estaba para regalar nada. Tenía esa mirada de ganador, la que le llevó a ser el deportista con más ingresos del mundo, el que aparecía en los videojuegos, la referencia de los patrocinadores que un día le abandonarían cuando su vida se vino abajo y llegaron las cuatro operaciones de espalda y las otras cuatro de rodilla… El Tigre metió el putt de la victoria, como hizo cuando ganó en 1997, 2001, 2002 y 2005, y el National de Augusta estalló como no lo había hecho en 14 años. Era una masa enloquecida. Patrick Reed le colocó la Chaqueta Verde al renacido héroe americano. El que cayó a los infiernos y salió para volver a las nubes. No hay duda, la vida de Tiger Woods es de película.
Jon Rahm terminó noveno
Jon Rahm partía muy lejos de la cabeza en la jornada final y, pese a ello, llegó a tener algún momento cerca de los primeros puestos. Finalmente terminó noveno, con -10, en su mejor vuelta de este Masters (68 golpes) y estuvo a punto de firmar un hoyo en uno en el 16. Igual que en 2018, el de Barrika hace de nuevo un top-ten en Augusta.
Clasificación
1. Tiger Woods (EE UU), -13
2. Brooks Koepka (EE UU), -12
-. Xander Schauffele (EE UU), -12
-. Dustin Johnson (EE UU), -12
5. Francesco Molinari (Ita), -11
9. Jon Rahm, -10