Joana Pastrana: “Quiero ganar y unificar los cuatro cinturones”
La campeona mundial del peso mínimo visitó As para analizar su futuro tras su última victoria. También repasó el camino que le ha llevado hasta el cinturón.
Con el cinturón sobre su hombro izquierdo apareció Joana Pastrana (Madrid, 28 años) en la redacción de As. La madrileña logró retener el campeonato del mundo del peso mínimo por la Federación Internacional de Boxeo el pasado viernes al noquear en el séptimo asalto a la tailandesa Siriporn Thaweesuk. Era el mayor reto de su carrera, y lo pasó con nota. “Estoy muy feliz. En mi trayectoria siempre me he ido marcando metas. Primero era campeona del de Europa, y lo logré dos veces. Después campeona del mundo. Tras levantar este título, tocaba defenderlo contra una rival que hubiese sido también campeona... y lo acabo de conseguir. Ahora miro al resto de organismos. No voy a parar hasta ganar y unificar los cuatro cinturones de mi peso”, asegura.
Tiene su mente en ello, y su promotor, Álvaro Gil-Casares, da más luz sobre el camino que le gusta. “Su sueño es poder volver a pelear contra Tina Rupprecht (actual campeona CMB), que es la rival contra la que se rompió la mano y firmó su única derrota por un solo punto de diferencia”, apunta. “Así es, pero ella no ha aceptado, le hemos hecho muchas ofertas... ¡Incluso le hemos dicho que vamos a Alemania gratis!”, apostilla Pastrana, quien en poco más de dos años y medio ha pasado de ser una debutante a campeona mundial. “Miras hacia atrás y piensas que ha pasado todo muy rápido. Es poco tiempo, pero analizándolo bien hemos ido con todo muy medido. Al inicio de mi carrera, en combates de pocos asaltos, peleábamos más y ahora, con preparaciones más exigentes, hemos reducido el ritmo. El peor momento fue con mi lesión, no sabíamos si quedaría bien, pero por suerte me recuperé perfectamente y eso me hizo crecer. Creo que he hecho cada cosa en su momento”.
Pastrana está orgullosa de ese camino, porque siempre ha obrado en consecuencia a sus actos. “Cuando Álvaro contactó conmigo y dijo que quería ser mi promotor él lo hizo porque realmente creía que podía ser campeona mundial. Yo trabajaba de camarera y notaba que no podía rendir al 100%, por ello decidí dejar mi puesto de trabajo y apostarlo todo al boxeo. Si él creía en mi, yo debía corresponderle. Con el tiempo sé que hice lo mejor. Me siento afortunada por mi equipo, en España no veo a otro que se implique hasta este punto con el boxeo femenino”. Su manejador es muy importante en su evolución, además de su entrenador, Nicolás González (también profesional), quien afirma que es su único referente dentro de las dieciséis cuerdas.
“Él me aconseja en todo, cada duda se la pregunto siempre. Con su experiencia lo que me aporta es muchísimo. Lo hace en el plano mental y también en el deportivo. He absorbido gran parte de sus movimientos y muchas de las sesiones de sparring las hago con él debido a la dificultad de encontrar chicas para entrenar y sabe a la perfección cómo ayudarme”, reconoce. Las preparaciones es uno de los puntos que más le ha costado en su carrera, provocando que la mayoría de las veces tenga que guantear con hombres de mayor peso que ella. “Frustra en el momento, pero después me da un plus cuando peleo con chicas de mi peso. Además, por suerte, empiezo a encontrar chicas de mi categoría. Para esta preparación he contado con la ayuda de dos chicas de la Selección. Me ha servido de mucho”, añade.
El futuro del boxeo español pasa por ahí, por la nueva Selección. “Hay chicas con mucho potencial, por ejemplo, la boxeadora de mi peso (Laura Fuertes) ganó el Boxam la semana pasada. Hay cantera y pueden hacer grandes cosas. Eso sí, después habrá que ver cómo se adaptan al boxeo profesional. Es muy distinto. Yo por ejemplo no pensaría en volver al amateur (desde Río 2016 también los profesionales pueden competir en los Juegos). Es un estilo más rápido, y me encuentro muy cómoda en mi papel actual”, admite. Ve potencial, pero avisa, hay Joana para rato. “Estoy en el momento más dulce de mi carrera. Cuando vea que no estoy bien lo dejaré, pero creo que todavía me queda mucha cuerda y muchas alegrías que dar”.
Todo le va rodado a la madrileña, también la fama que crece de manera exponencial, pero puntualiza. “Al acabar la pelea de la semana pasada había muchos medios para entrevistarme. Estoy muy agradecida por la difusión, es genial y sólo puedo tener buenas palabras. Lo único que espero es que esa mayor repercusión mediática se traduzca en más gente apoyando en las veladas. Me gustaría ver el pabellón lleno cuando salga, espero que pronto se produzca”. Agotar los billetes es otra de sus ilusiones, al igual que hacer el saque de honor en el Bernabéu. “Soy muy seguidora del Madrid, la verdad que ese reconocimiento sería impresionante. Me imagino en el centro del campo y se me ponen los pelos de punta”, admitía con Roncero muy atento. “¡Otra campeona del mundo del Madrid! ¡Bravo!”, exclamaba el periodista.
Y es que si el boxeo no hubiese tocado a su puerta, el fútbol podía haber sido su deporte. Con 12 años, Joana Pastrana jugaba en un equipo en su barrio, Carabanchel, y recibió una oferta del Atlético de Madrid para jugar en su cantera, pero sus padres se mudaron del barrio madrileño a Lozoyuela (localidad a 70 kilómetros de la capital), lo que impidió el cambio. “Todavía sigo jugando con mis amigas cuando no estoy preparando ninguna pelea. En ese tiempo no puedo, es peligroso. Antes de centrarme al 100% en el boxeo me hicieron una falta y me rompí la cabeza del radio. Por ello no me pongo las botas tantas veces como me gustaría, pero lo disfruto cuando puedo. Juego de delantera, no se me da mal... pero el boxeo, mejor”, admitía entre risas la campeona mundial.
Su mirada indica determinación y pasión por un sueño. “Cada rival la estudiamos al milímetro. Me gusta conocer cada detalle antes de subir al ring”, admite Pastrana. Su próxima parada aun no está clara, pero tiene preferencias: “Nunca he boxeado con una mexicana y me gustaría. Pero el objetivo es unificar”, concluye. El Mundial FIB se le queda corto a la campeona, quiere ser la única reina de su categoría.