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Pastrana es un cañón: KO en el séptimo a Thaweesuk

Retuvo el IBF del peso mínimo al ganar por KO en el séptimo asalto. La española fue un rodillo. Envió a su rival a la lona también en el round inicial.

Alcobendas
Pastrana es un cañón: KO en el séptimo a Thaweesuk
Emilio Cobos

Entre el fervor del público apareció Joana Pastrana ataviada con unas zapatillas que tenían a Goku. “Onda vital ya”, pensó la madrileña nada más que salió al ring, porque en el primer asalto encauzó su pelea. Derecha recta, otra derecha volada y Siriporn Thaweesuk se fue al suelo. La tailandesa se levantó y recibió la paliza de su vida… pero aguantó en pie hasta que otra derecha volada en el séptimo asalto se lo impidió. Esa vez sí, ya no se pudo levantar. Rugían los fans y más lo hacía ella que lo celebró sobre un esquinero. Entró a la tarima como campeona mundial del peso mínimo por la Federación Internacional de Boxeo y salió con el mismo cinturón, pero con un legado mayor.

La historia de Siriporn Thaweesuk se hizo viral en la previa. Ganó su primer Mundial en la cárcel, donde cumplía una condena de diez años. Venía confiada, pero su mirada cambio cuando se encontró frente a frente con Pastrana. Le gusta fajarse, pero optó por boxear en distancia. Tenía miedo y estaba más pendiente de escapar que de pegar. Fue su perdición. Pastrana olió la sangre y fue a por ella. La envió al suelo en el primer round, conectó cuatro golpes de poder en el segundo y… ¡ocho en el tercero! Cualquier otra rival hubiese dicho adiós, pero Thaweesuk resistía. Ahí se vio otra faceta de la campeona. Es pura potencia e inteligencia.

Antes de la pelea Nico González, su entrenador, le pidió que usase la cabeza y lo hizo. Viendo que su rival era muy dura no se quiso desfondar. Paciencia para abrir el hueco y ahí atacaba. Cuarto y quinto asalto fueron para ella, con manos claras, pero estaba ante una veterana y no quiso arriesgar ni un ápice. Durante esos dos asaltos y el séptimo, la tailandesa se dedicó a correr y a evitar golpes. Esperaba fuera de distancia y cada vez que recibía uno huía. Le daba pavor recibir más. Esperaba sólo llegar al final de los rounds. No pudo porque cada golpes de Pastrana era un cañonazo, y le dañaron su hombro de tanto evitar golpes con él. Aun así, no tiraba la toalla.

Derecha volada para Pastrana de inicio en el séptimo. seguía el rodillo. Otro upper y Thaweesuk se iba para atrás. Midió mal y ese fue su final. Se quedó en distancia, la española repitió el volado que ya ha patentado y durmió a su rival. Marca de la casa, porque Pastrana puede patentar esa derecha volada junto con su entrenador (también es su mejor golpe). Así durmió a Hachbold en su defensa del Europeo y repitió en el Mundial. Joana Pastrana es más historia.