Elizabeth Robinson ganó el primer oro olímpico hace hoy 90 años
El atletismo se incorporó a los Juegos en Ámsterdam 1928, con sólo cinco pruebas. Ahora se disputan veintitrés.
El bautismo olímpico de las atletas femeninas se celebró en los Juegos de Ámsterdam 1928 y la primera campeona fue la estadounidense Elizabeth Robinson, que fue reclutada para el atletismo por un profesor de su escuela cuando la vio correr para atrapar un autobús que se le escapaba. El título lo consiguió tal día como hoy hace noventa años. Ese mismo día se produjo otra final, la de lanzamiento de disco, que fue para la polaca Halina Konopacka, que acabó siendo escritora de éxito. De cada una de las protagonistas de aquellos momentos históricos se podrían escribir varios libros.
En total se disputaron cinco pruebas en Ámsterdam. La presencia de las atletas mujeres en los Juegos Olímpicos fue impulsada por el Comité Organizador holandés y aplaudida por los medios de comunicación nórdicos, pero contó con la oposición de Pierre de Coubertin, el restaurador, que, por primera vez, no acudió a las competiciones, aduciendo, eso sí, problemas de salud.
El país dominador en el medallero fue Canadá, con dos oros, una plata y un bronce, seguido por Estados Unidos (una medalla de cada metal), Alemania (oro y bronce), Japón y Holanda, con una segunda posición para cada uno, y Suecia, que se llevó un bronce.
El nivel fue muy alto para la época, con récords mundiales, pero también hubo un drama en los 800 metros que tuvo consecuencias que duraron décadas: hubo quien a aprovechó para pedir que se prohibiera el atletismo femenino y, en todo caso, prosperó la idea de dejar fuera esta distancia. Las pruebas se celebraron en el Estadio Olímpico y por primera vez en la historia de los Juegos la pista tenía 400 metros de cuerda.
Desde entonces hasta la actualidad el atletismo femenino no ha hecho más que crecer. Una prueba más en la edición siguiente, la de Los Ángeles 1932, nueve en Londres 1948… hasta las 23 que se disputan en la actualidad y que, posiblemente, aumenten a 24 en los Juegos de Tokio 2020, con la incorporación de los 50 km marcha femeninos, que ya se disputaron en los Mundiales de Londres 2017 y que se harán también en los Europeos de Berlín que empiezan el 6 de agosto. Por cierto, con la española Julia Takacs como favorita.
A continuación, un resumen de las cinco finales de aquellos días de hace noventa años, por orden cronológico.
100 m (31 de julio): Elizabeth Robinson (EE UU), 12.2
Compitieron 31 atletas de 13 países. La atleta de 16 años de Riverdale (Illinois) ganó e hizo récord mundial en la tercera carrera de 100 metros de su vida. Fue segunda en 4x100 metros. En 1931 sufrió un accidente de aviación. Un granjero la auxilio y la llevó en su tractor, pero no al hospital, sino a un tanatorio, porque la dio por muerta. Allí se descubrió que vivía. Estuvo siete meses en coma y seis más en una silla de ruedas. Se recuperó y en los Juegos de Berlín 1936 ganó el oro corriendo en la tercera posta. Como consecuencia de su accidente no podía salir de tacos.
Disco (31 de julio): Halina Konopacka (Polonia), 39,62
Compitieron 21 atletas de una docena de países. Batió el récord mundial. Nació en Rawa Mazowiecka, que entonces pertenecía al Imperio Ruso, pero creció en Varsovia. Practicó hípica, natación y patinaje sobre hielo, pero se dedicó al atletismo cuando estudió Filología. Hablaba tres idiomas. Era de ascendencia tártara. Tras retirarse escribió libros de poesía de gran éxito. Cuando la Alemania Nazi invadió su país emigró a Francia, y cuando Francia fue ocupada por los alemanes, pasó a España, luego a Portugal y a Brasil, hasta acabar en Estados Unidos.
800 m (2 de agosto): Lina Radke (Alemania), 2:16.8
Hubo 25 participantes de trece países. Lina, que nació con el apellido de Batschauer, nació en Karlsruhe y tenía 24 años cuando fue campeona. Batió el récord mundial, pero la carrera pasó a la historia porque muchas de las competidoras entraron en meta absolutamente desfallecidas. “Correr distancias largas acorta la vida”, clamaron algunos presuntos expertos. La prueba fue eliminada de los programas atléticos y en los Juegos no se disputó hasta Roma 1960. ¿Quién iba a pensar entonces que en el futuro se iba a competir sobre maratón?
Altura (5 de agosto): Ethel Caterwood (Gran Bretaña), 1,59
Nueve países y veinte atletas. Ethel, mujer de gran atractivo, cautivó a muchos periodistas y espectadores que estaban en contra del atletismo femenino, porque pensaban que era masculinizante. Nació en Hannah (Dakota del Norte, Estados Unidos), pero creció en Saskatoon (Canada) y compitió con esta nacionalidad. Antes de brillar en el atletismo había jugado con éxito al béisbol y al baloncesto. La llamaban ‘Saskatoon Lily’.
4x100 m (5 de agosto): Canadá (Fanny Rosenfeld, Ethel Smith, Florence Bell y Myrtle Cook), 48.4
Participaron ocho países, pero como en aquella época los estadios tenían solo seis calles, hubo semifinales y final. De las cuatro componentes del equipo canadiense, tres llegaron a la final individual: Rosenfeld fue plata, Smith bronce y Cook fue descalificada por salidas nulas. El equipo batió el récord mundial. Su estrella, Fanny Rosenfeld, que era judía, nació en Ekaterinoslav (actualmente Dnipropetrovsk, en Ucrania), perteneciente entonces al Imperio Ruso, pero emigró a Canadá de niña. Jugó a baloncesto, hockey, sofball y tenis. Fue elegida mejor deportista canadiense de la primera mitad del siglo XX.