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JUEGOS MEDITERRÁNEOS | JOSÉ FÉLIX BALLESTEROS

"Me dicen que serán los mejores Juegos Mediterráneos"

José Félix Ballesteros (Tarragona, 1959) es el alcalde (PSC) de su localidad natal desde 2007 y ha seguido un camino lleno de espinas y laureles hasta estos Juegos.

Tarragona
19/06/18 ENTREVISTA A JOSEP FELIX BALLESTEROS JUEGOS DEL MEDITERRANEO
RODOLFO MOLINADIARIO AS

¿Cómo está respondiendo la ciudad a estos Juegos Mediterráneos? ¿Nota que hay expectación?
Hay dos o tres datos objetivos que apuntan una implicación real. Uno de ellos, los voluntarios. Necesitábamos 3.500 y hemos llegado a 8.200. Es un récord. Otro indicador es la selección de la mascota. Se escogió entre 10.000 niños que hicieron la propuesta. El Comité copiará nuestra idea a otros acontecimientos. Luego está la disponibilidad de las 16 sedes que nos han prestado sus instalaciones. Es verdad que la población no ha espabilado hasta el último mes, pero las entradas se están vendiendo bien. Quedan muy pocas para la inauguración y para deportes como halterofilia, natación, vóley playa, baloncesto 3x3 o balonmano hay mucha demanda. Hay otros más flojos.

¿Creyó en algún momento que no se celebrarían?
Fuimos muy perseverantes y nunca tuvimos la percepción de que al final no se iban a celebrar. Pero en aquel año que el gobierno español estaba en funciones y no se aprobaron los presupuestos, y tuvimos que viajar a Orán, donde se ubica el Comité Internacional de los Juegos Mediterráneos (JJMM), para decirles que asegurábamos la organización pero que no podíamos comprometernos con la financiación. Excepcionalmente, el Comité nos dio una prórroga, confió en nosotros. Eso no sucede, ya que le quitó a Volos (Grecia) los JJMM para dárselos a Turquía recientemente. Rozamos el larguero, pero lo superamos.

¿Cuál es la inversión en la ciudad?
En la ciudad de Tarragona hay unos 80 millones de inversiones. La plaza de Toros se ha remodelado y está espectacular. Hemos hecho un nuevo pabellón de deportes. Un nuevo estadio de atletismo y de natación, así como la remodelación del estadio del Nàstic. Además, la urbanización del Anillo Mediterráneo.

¿Hicieron todo lo que estaba previsto?
Hay una inversión que hemos dejado de hacer por economía y para que la gente entienda que no se puede hacer todo. Teníamos previsto entre 28 y 30 millones para construir una villa olímpica. Vimos que teníamos en los alrededores capacidad hotelera para cubrir las plazas. Lo planteamos al Comité Internacional y nos aplaudieron. Nos dijeron que será la primera vez que los atletas estarán bien atendidos, en hoteles de tres y cuatro estrellas, y no una villa que el día antes han acabado de traer los colchones, faltan grifos y las puertas no cierran. Además, son villas que pueden quedar abandonadas. La que se hizo en los Juegos de Almería, en 2005, aún está el 50 por ciento sin ocupar y la de Pescara, en 2013, está al 70 por ciento. Aquí le daremos cinco o seis millones a los hoteles de la ciudad. De hecho, Los Ángeles, en 2028, ya hará hoteles y no villa.

Cómo en Río 2016…

Aquello fue la hoguera de las vanidades… En Frankfurt y Roma consultaron a sus ciudadanos si querían mantener la candidatura olímpica, y al final dijeron que no. La razón, porque la gente piensa que son gastos extraordinarios. Nosotros hemos asegurado que no tendremos déficit y no dejaremos la ciudad endeudada. Como Ayuntamiento, hemos invertido 12 millones y hemos logrado inversiones en total por 80. Cualquier empresario pondría un euro para ganar ocho. Hay críticos, porque siempre existen, pero hay gente de la oposición que lo ha entendido mejor.

¿Contó con el apoyo de todas las instituciones?

Todos se han implicado y el Comité Internacional lo ha valorado. El Estado, desde que José Luis Rodríguez Zapatero aprobara el presupuesto en el Consejo de Ministros, hasta la Generalitat con todos sus presidentes, las Diputaciones de Barcelona y Tarragona. Todos tuvimos claro que esto debía ser un éxito. Curiosamente, es de las pocas cosas que el Estado y la Generalitat se han entendido bien. Somos una isla, por desgracia, pero mantuvimos la unión en los momentos más difíciles. Cada institución conocía su papel.

¿Qué sabe ya de la ceremonia de inauguración?
No quiero que me expliquen nada. Deberé leer un discurso. Me han dicho que habrá música clásica y contemporánea y muchos actores, pero no sé más.

Sabe que estará acompañado por el Rey Felipe VI, Pedro Sánchez y el presidente de la Generalitat, ¿no?

En principio, sí. Me haría ilusión que vinieran los tres.

¿Cómo explicaría la tradición de Tarragona con el deporte?
Tenemos una tradición de fútbol con el Nàstic, que es el club polideportivo más antiguo de España. Hay una tradición de remo y vela en nuestros puertos marítimos. De baloncesto hay algo también y nuestro equipo de voleibol ha estado en la máxima categoría muchos años. El hockey patines es el deporte más extendido e histórico. También hacemos deporte al aire libre, como triatlón, atletismo… El clima ayuda. Tenemos a deportistas como Natalia Rodríguez o Berta Castells. Queremos ser un territorio que por su clima podemos acoger a selecciones de pretemporada y postemporada. Eso nos permitiría que el turismo aumentara en otra época del año. Haremos ofertas de nuestras instalaciones a las federaciones internacionales.

¿Es el principal retorno de las instalacoines?
Es el principal retorno. Queremos convertirnos en un destino de turismo deportivo.

Son la ciudad más pequeña de la historia en organizar unos Juegos Mediterráneos. ¿Una ventaja?

Soy cristiano, y la elección la viví un poco como David contra Goliat, ya que competíamos con Alejandría, que tiene 2,8 millones de habitantes, y nosotros 140.000. Lo atribuimos a la tradición de Cataluña y España para organizar eventos deportivos. Almería en 2005 estuvo muy bien y qué se puede decir más de los Juegos Olímpicos de Barcelona, que marcaron un punto de inflexión. Luego fue clave el entendimiento entre instituciones, pues todas nos avalaron. Y teníamos una parte de los equipamientos ya hechos…

¿Qué opinan los niños y niñas por ver en directo a Mireia Belmonte, Lydia Valentín…?
Están todos maravillados. Tengo dos sobrinas que no saben qué es la natación pero sí quién es Mireia. Subimos de categoría. Pasamos de ser una ciudad de Segunda a ser una de Primera y eso impregna todas las capas sociales. La clave es que las inversiones se hagan en sitios que lo necesitan. La zona del Anillo Mediterráneo era una barriada que se inundaba, daba problemas… Y ahora puede ser el epicentro de la ciudad.

¿Cómo se gestó la participación de Kosovo?
Me apetecía que participase Siria, que está en guerra, ya que allí hay 32 atletas. Kosovo es especial, porque fue el Comité Internacional el que dijo que bajo su paraguas debía participar. Eso llevo alguna discusión con el Ministerio de Exteriores, pero al final de entendió que no era un reconocimiento al país, sino al deporte.

¿Y qué falló en la no participación de Israel y Palestina?
Lo intentamos durante un año. Hicimos una asamblea en Tarragona, cuando estaba Tomas Bach de presidente en el Comité Olímpico Internacional. Al final se rompió por muchas cosas, sobre todo porque Palestina sufrió amenazas de otros países. Hubo un momento en que lo tocamos y hubiera sido histórico.

¿Cómo vivió usted los Juegos de Barcelona 92?
Era concejal de Deportes en Tarragona. El olimpismo y su espíritu nos inspiraron. Al final, el mundo estaba reconociendo un país que hasta hace poco estaba en manos de una dictadura. Y en una ciudad, como Barcelona, que no había podido brillar con luz propia pese a ser muy abierta. Tenía muchos compañeros allí. Estuve en los Paralímpicos. Pasqual Maragall implicó como nadie a todos. Tuvimos muchos atletas en Tarragona y había muchos voluntarios de aquí. Fueron el epicentro de todo. Y luego la mascota Cobi triunfó.

¿Y cómo serán estos de Tarragona?
Me dijo el presidente del Comité Internacional que estaba seguro de que los de Tarragona serán los mejores Juegos Mediterráneos de la historia. Recuerdo mi conversación con Pasqual Maragall. Me dijo: ‘no tendrán buenas noticias hasta que empiecen los Juegos. Y, cuando pase, todo el mundo lo recordará como la gran cosa que has hecho’. Me regaló la corbata que llevaba en el 92.

¿La llevará el viernes en la inauguración?
No, pero la tengo guardada como oro en paño. Maragall es una referencia personal y política.