Veselin Vujovic, la leyenda que dirige a los eslovenos
Durante tres temporadas dirigió al Ciudad Real, y en la final de la Recopa ante el Flensburg acabó a mamporros en un tumulto
Stefan Kretzschmar, uno de los jugadores alemanes más populares de todos los tiempos, en la actualidad reconvertido en comentarista, lo dijo hace unos días: "Veselin Vujovic es el mejor jugador de la historia del balonmano internacional". Señalar a uno sólo siempre genera dudas, pero que para Stefan lo sea, así de claro, ya indica que está entre los sagrados de este deporte.
Porque Vujovic, el actual seleccionador de Eslovenia, ha sido y es todo un carácter, tanto de jugador como ahora de técnico. Este yugoslavo de Montenegro, que jugó en el famoso Metaloplastika, para pasar luego por el Barcelona y el Granollers, fue uno de los mejores lanzadores en los ochenta y noventa, pura dinamita, fuerte, potente, jamás escondido.
Retirado en los noventa, pasó a los banquillos, y con él se puede decir que empezó todo en el Ciudad Real, porque Díaz de Mera apostó por él cuando comenzó a montar su gran equipo, que luego dominaría España y Europa. En 2002 el Ciudad Real ganó la Recopa ante el Flensburg alemán, en una confrontación a doble partido en la que aún se recuerda su imagen en la canchja manchega, con la camiseta rota tras salir de un tumulto. "Vi a tres alemanes rodeando a Urios al final del partido, y perdí el control. Los alemanes nos pueden ganar a todos, pero a huevos no", declaraba el montenegrino.
Ahora dirige a Eslovenia, el rival de España este martes (18:15, Teledseporte), un rival que le ha hecho peor la vida a los españoles en los últimos años, y de hecho le dejó sin pasaporte para los Juegos Olímpicos de Río. Los eslovenos con Vujovic ganaron el año pasado la medalla de bronce en el Mundial de Francia, y sus últimas opciones en Croacia pasan por derrotar a los españoles.