ENCUENTROS CON LAS FEDERACIONES
Casanueva: "Espero que la vela regrese al medallero en Tokio"
Julia Casanueva, presidenta de la Federación Española de Vela, repasó para AS la actualidad de su deporte a nivel nacional. Mira a los Juegos Olímpicos.
Julia Casanueva es una de las dos únicas mujeres que presiden una federación deportiva a nivel nacional. Isabel García dirige Salvamento y Socorrismo y Casanueva está al frente de una de las más importantes en la historia olímpica española: la vela. “Las mujeres, lo primero que debemos hacer es creérnoslo, saber que somos capaces y conscientes de que podemos, nos cuesta acercarnos a los puestos de dirección”, relata esta santanderina, con la responsabilidad de guiar una disciplina que ha dado hasta 19 medallas en Juegos (13 de oro) y que salió del podio en Río 2016.
Casanueva, especialista en Derecho Tributario, accedió al más alto cargo de la RFEV en octubre de 2015, con la Federación en serios apuros. Ella, navegante tardía (empezó a los 35 años), era la presidenta de la Cántabra y en 2014 desembarcó en la vicepresidencia de la Española en vísperas de los Mundiales de Santander. “Fueron un antes y un después para la ciudad por lo bien que quedó, pero para los deportistas fue la puntilla...”, dice Julia, que un año después con el apoyo de “deportistas y entrenadores” terminó en el puesto tras una moción de censura: “Fue porque mucha gente me lo pidió y en mi equipo decían que yo era presidenta o tomarían otro camino”. Y en marzo de 2017 se presentó a las elecciones para reforzar su cargo. Ganó.
Nada más llegar, Casanueva tuvo que hacer frente a una deuda de 200.000 euros que iban directamente a lo que se debía “a familias y deportistas que habían puesto dinero de su bolsillo”. Y reconoce que incluso llegó a peligrar la presencia en los Juegos de Río (“bastante que fuimos”). En total, el agujero de la casa era de 1,1 millones de euros. “El objetivo es quedarnos a cero y empezar a crear un proyecto de futuro”.
La RFEV tiene sede física en Madrid y un Centro Deportivo en Santander, desde donde se llevan a cabo gran parte de las labores administrativas de la Federación. Ahí viene otra reforma: “Cuando llegamos era deficitario y logramos empezar a rebajar los costes. Además, nos dimos cuenta que entre el 80 y 90 por ciento de las gestiones se hacían en Santander y luego se duplicaban en Madrid. Teníamos una estructura demasiado pesada”. Ahora Casanueva estudia trasladar la sede física a Santander y alquilar el local que tiene en Madrid para generar “recursos propios”, que por ahora suponen el 23%. El CSD da el 57% y el ADO, el 20%. En total, un presupuesto de 4,4 millones de euros y 42.000 licencias federativas.
Y Casanueva regresa al capítulo de Río y a la ausencia de medallas por segunda vez (la otra fue Sydney 2000) desde Moscú 1980. “Yo creo que los deportistas terminaron pagando la situación de la Federación entre 2012 y 2016 (lo que duró el ciclo olímpico) que tuvo procedimientos judiciales, la crisis económica...”, cuenta la abogada, que se llevó una decepción in situ en Río al ver la falta de espíritu de equipo de sus regatistas: “Tengo poca experiencia, pero lo vi claro. Cada uno iba a lo suyo. Al final hacían piña los pluris (pluridisciplinares); médicos, fisios, psicólogos...”. Y remata: “Y pese a todo, Berta Betanzos y Támara Echegoyen fueron cuartas”.
Es precisamente “el espíritu de hacer equipo” lo que quiere Casanueva que sea su marca de identidad: “Hubo quien decía que era mejor poner antes que a mí a alguien con experiencia olímpica, yo decía que había que saber de gestión. Una no puede abarcarlo todo, sino que tienes que rodearte de gente que sea buena”. Igual que en la vela, donde hay que tener un buen patrón, pero es indispensable un buen táctico y una buena tripulación. “A Javier Sanz, el vicepresidente económico habría que darle un cum laude”, reconoce Julia, que tiene en su junta a cinco mujeres.
De cara a Tokio 2020, la RFEV tiene como proyecto devolver a España al podio olímpico en varias de las 11 clases que se disputarán. “Espero que regresemos al medallero. Yo veo hasta cuatro bazas de medalla, si bien es cierto que en algunas clases vamos más flojos”, cuenta la presidenta, que avanza opciones. En Nacra, clase mixta, irá con garantías o el dúo Fernando Echávarri-Tara Pacheco o Iker Martínez-Olga Maslivets, “cualquiera de las dos parejas tienen gran nivel”. En RS:X, Marina Alabau y Blanca Manchón se juegan otra plaza que luego será opción de podio, en 470 ve a Jordi Xammar y Nico Rodríguez y en femenino hasta tres parejas lucharán por el puesto olímpico y en 49er, Diego Botín y López Marra. En FX, Echegoyen y Betanzos pueden volver a la carga.
Eso sí, todos los que quieran ir a Tokio bajo el amparo de la RFEV deberán “seguir el camino” marcado por la Federación, un mensaje que va por los que entran en proyectos fuera de la senda olímpica (Copa América, Barcelona World Race, Volvo Ocean Race... que son ajenos a los Juegos). “Esto es como una relación contractual, si quieres estar dentro de nuestro equipo, tendrás que seguir el programa determinado. Los deportistas tendrán cubiertos los gastos: se les paga el barco, entrenador, costes de viaje y, si hay resultados, tendrán premios por objetivos. Pero hay que ir a las competiciones que dice la RFEV. Si te sales del programa puedes ir a los Juegos sí, pero sin estas ayudas, claro, y fuera del equipo”, explica con contundencia Casanueva y reduce la marcha: “Sería un extremo, puede haber acuerdos intermedios, pero hay que cumplir. Eso sí, la Federación también tiene que hacerlo”.
De la vela olímpica dice que echa de menos más sponsors. “El patrocinio está mal en general, ahora se valora la visualización y la vela no es que se vea mucho”, relata Julia, que ve en la dificultad de las retransmisiones un gran obstáculo: “Es muy importante que se abarate el tema de los drones y avance. Porque pueden dar imágenes impresionantes y permitir un seguimiento de toda la regata”. También habla la santanderina de cómo hay que hacer “fácil” la vela. “La gente a veces la ve y no la entiende. Así que hay que llegar con explicaciones no tan técnicas”.
Casanueva comenzó a competir en un barco J80, un yate de ocho metros, con el que ha llenado las vitrinas de su casa de trofeos. Pero admite que el procedimiento habitual de iniciación en la vela de la cantera es otro: “Primero se empieza en un gamba, luego vas a un optimist y después se bifurca cada uno en una clase”.
La cántabra quiere acabar con el estereotipo de que la vela es un deporte caro para los jóvenes. “Sólo hay que ir a un club náutico y apuntarse a clases”, dice la presidenta, que cree que una de las claves para que su deporte creciera sería llegar a los colegios. “Igual que hay fútbol, balonmano, baloncesto... se podría ofrecer la vela”. Y vuelve a la base: “Si hay unos 400 clubes, todos tienen en escuela. Y en edades juveniles hay más chicas que chicos. Luego nos despistamos”. Julia Casanueva sí que está muy atenta para regatear la vela española... y coger viento a favor.