ANDALUCÍA VALDERRAMA MASTERS | CHEMA OLZABAL
"Sergio y Rahm pueden ser en Ryder parecidos a Seve y a mí"
Chema Olazabal rememora para AS la Ryder Cup de Valderrama 1997 y analiza el golf actual. Marcha en 77 golpes tras el primer día.
Chema Olazabal confiesa, a sus 51 años, que su juego está “en un agujero negro espacial”, pero al doble ganador del Masters de Augusta se le ilumina el rostro como el sol cuando habla de Valderrama y de la Ryder de 1997. 20 años han pasado de aquella cita. “Era especial ya de por sí, pero el hecho de ganar y con Seve de capitán lo hizo más mágico aún. Fue un revulsivo para que el golf llegase a muchísima gente en España”, cuenta el Vascorro, como le llama Jiménez, otro que estuvo en la única Ryder de la historia fuera de las Islas Británicas en la fase europea.
Olazabal sigue con su relato de “grandes recuerdos”: “Me llegan a la mente muchas cosas, la ceremonia de inauguración, como llovía, los partidos con Constantino Rocca, con Nacho Garrido. Jugar frente a Mickelson y Janzen. ¡Qué tensión!”. Y más especial es en su memoria el hueco que tiene para Ballesteros: “Era la primera vez que Seve no estaba como jugador, sino como capitán. Hasta entonces jugábamos siempre juntos como pareja. Pero en Valderrama lo hizo genial, estudió el campo, los rivales...”. Con Jiménez de “gran consejero”, de vicecapitán.
Olazabal, con 20,5 puntos en siete Ryders, agrandó su leyenda en 2012 como capitán, cuando obró el Milagro de Medinah. Para el año que viene en París, donde la Ryder saldrá por segunda vez de territorio British, intuye una pareja del tipo Olazabal y Ballesteros con Rahm y García: “Hay muchas cosas que suceden cíclicamente y es más que probable que el año que viene podamos ver algo parecido a lo que tuvimos Seve y yo con Sergio y Jon. Eso sí, nosotros basábamos más nuestro golf en el carácter, en el juego corto, la habilidad y en el instinto. Estos dos se van a basar en pegar golpes buenos el uno detrás del otro”.
En estos 20 años el golf “ha cambiado” según el de Hondarribia: “Es muy físico, se le pega a la bola con potencia, mucho más fuerte. Antes era más táctico y ahora todo es agresivo. La gama de grises ha desaparecido”. Olazabal sonríe, pese a sus 77 golpes de ayer. “Ya no me duele nada y eso es muy positivo”, sigue Chema, que en los últimos años ha hecho frente a un artritis reumática de origen desconocido. Está en Valderrama, donde es feliz con sus “grandes recuerdos”.