Fernando Rivas: “Con Carolina siempre buscamos los límites”

El 19 de agosto de 2016 Carolina Marín ganó el oro olímpico en Río. Llegó el éxtasis… y el vacío. ¿Qué hacemos ahora? “Recuperarte de ganar lo máximo no es fácil”, cuenta Fernando Rivas, su inseparable técnico desde hace más de una década, en la Blume, en Madrid. Quedaban unos días para viajar a Glasgow, donde la onubense debuta hoy (18:45) en segunda ronda del Mundial frente a la hongkonesa Pui Yin Yip.

Tras el oro, había que buscar un primer reto motivante. Y los dos resetearon. “No es que a Carolina le falte ambición, pero parece que tras los Juegos nada tiene valor. Ahora sería bonito hacer un tres en raya, conseguir el hat-trick. Sería la primera jugadora de la historia a nivel femenino que gana tres Mundiales… y además serían seguidos”, explica el técnico granadino, licenciado en Educación Física, fiel lector del International Journal of Sports Science y siempre en reciclaje para introducir innovaciones.

Carolina se coronó en 2014 en Copenhague y en 2015 en Yakarta. Cambió el bádminton y se hizo fuerte en un coto privado de asiáticas. Desde entonces, todas buscan la forma de hacerle daño. “Si manteníamos la línea de los Juegos, me iba a quedar atrás”, cuenta la número cuatro del mundo, que al menos se ha quitado una rival antes de comenzar. En el Emirates Arena no está la número uno, la taiwanesa Tai Tzu Ying, que ha renunciado en una extraña decisión para participar en la Universiada.

“Carolina llega en el mejor momento de forma. Ya lo dijimos antes de los Juegos, pero es verdad. Siempre buscamos los límites”, avanza Rivas. “La preparación ha sido más dura que para Río”, ratifica ella. “Ese entrenamiento tan demandante que hicimos ha hecho que podamos superarlo ahora en intensidad. Le hemos dado una vuelta de tuerca. Su entrenamiento es a medida”, cuenta el técnico, celoso de dar detalles: “Cualquier cosa sobre ella se traduce, y eso es dar ventaja a los rivales”.

Se aclimataron al clima de Glasgow en San Sebastián y desde hace dos semanas, cuando se supo el cuadro, han ido simulando con ayuda del ordenador, y de Clara Azurmendi y Quique Peñalver, los golpes de sus rivales. Como entrenar en la altitud de Sierra Nevada variaría la velocidad del volante, Rivas utiliza métodos de hipoxia (simulación de altura) que le den “más aguante en jugadas largas”.

La Unidad de Control de Rendimiento de la Blume ha sido un gran apoyo. “Sabemos el grado de fatiga, de sudoración, la variabilidad cardíaca, el número de aceleraciones de baja, media y alta calidad… Eso nos permite jugar con la carga”, especifica Rivas. Sus jornadas han comenzado a las 07:45 de la mañana y han ocupado todo el día (doble sesión de fisio, de pista, táctica…). Nada se ha dejado a la improvisación: el reto es el hat-trick. Arranca hoy.