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DESCENSO DEL SELLA

El Sella de los Craviotto

Este sábado (11:45, TPA) se disputa la 81ª edición del Descenso Internacional del Sella con una pareja muy especial en el K-2, Saúl Craviotto y su padre, Manuel.

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Saúl Craviotto y su padre competirán juntos en el Descenso del Sella

Para Saúl Craviotto, su estreno en el K-2 del Descenso Internacional del Sella (11:45, TPA) se producirá a toda velocidad. El cuádruple medallista olímpico es el encargado de recitar el pregón. Una vez cumplida su labor como pregonero, el catalán irá disparado a los puestos de salida para participar por primera vez en el K-2 del Sella. Lo hará en una prueba con un significado especial: como compañero tendrá a su padre, Manuel Craviotto, un veterano en estas lides.

La presencia de Craviotto y de su padre es la nota más emotiva en la 81º edición del Descenso, una prueba de la que AS es medio oficial y que va de Arriondas a Ribadesella. Walter Bouzán y Álvaro Fernández Fiuza parten como favoritos. Buscan ampliar su dominio con su octava victoria consecutiva en el K-2.

Para Craviotto, la cita se presenta de una forma distinta. “No vamos con grandes pretensiones de tiempos, sino a disfrutar”, señala el palista, especialista en distancias cortas (200 y 500 metros), pero que se enfrenta ahora a un reto especial: “La última vez que recorrí una distancia así (19 kilómetros) fue hace 17 años”. Era cadete en la única participación de su vida en el Sella. Ahora, la adaptación no es sencilla. “Es como si pones a Usain Bolt a correr una maratón”, compara.

Pero el medallista olímpico cuenta con un guía importante, su padre. Manuel Craviotto, de 61 años, compite por enésima vez en el Descenso. Manuel es un experimentado palista que llega en buen momento: hace un mes conquistó el oro en los Europeos de Portugal de su categoría, entre 60 y 65 años. “Cuando nos entrenamos en largas distancias, me lleva con la lengua fuera”, confiesa Saúl.

La rutina es de sobra conocida. Saúl entonará los versos de Dionisio de la Huerta, inventor de la prueba, como pregonero y saldrá disparado hacia la piragua. A continuación, sonará el Asturias, patria querida. Y de ahí, al agua. “Ya he ensayado el pregón en voz alta, espero no equivocarme”, dice con una sonrisa. Luego, de que la carrera salga bien ya se encargará su padre.