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Los Chargers irán a Los Angeles y ¿los Raiders a Las Vegas?

Roger Goodell, comisionado de la NFL, declaró que las soluciones propuestas para construir nuevos estadios en Oakland y el San Diego no son aceptables. Pero...

LUCY NICHOLSONREUTERS

Parece que en la última reunión trimestral de los propietarios de la NFL, celebrada este miércoles en Dallas, ha quedado lista para sentencia la ubicación futura de Raiders y Chargers. Y por lo que parece no serán ni Oakland ni San Diego.

“Oakland y San Diego no tienen ninguna oportunidad. Los propietarios somos conscientes de ello. Es una pena, no nos gusta, pero es lo que hay”. Así de claro lo dejó Jim Irsay, propietario de los Colts.

Roger Goodell, comisionado de la NFL, llegó a la reunión con la esperanza de que en ella encontraran una solución para que ambas franquicias pudieran seguir en sus ubicaciones actuales: “vamos a seguir trabajando porque queremos que nuestros equipos sigan donde están”. Sin embargo, tras el encuentro de los propietarios el discurso del comisionado cambió radicalmente: “No hemos hecho grandes progresos y no hay una propuesta de estadio aceptable”.

El 15 de enero, la solución

Otro dato a tener en cuenta es que en la reunión los propietarios votaron a favor de aumentar el techo de deuda de los Chargers para que pueda hacer frente a un préstamo de 650 de dólares que necesitará para reubicarse en Los Angeles. Mientras, Dean Spanos y Stan Kroenke, propietarios de Chargers y Rams, ya están negociando el acuerdo por el que ambos equipos compartirán el estadio de que Kroenke está construyendo en Inglewood. La fecha límite para que lleguen a un acuerdo es el 15 de enero, pero ya casi nadie duda de que se producirá.

Por su parte, Mark Davis, propietario de los Raiders, tiene hasta el 15 de febrero para confirmar que su intención es marcharse con su equipo a Las Vegas para que el resto de dueños apruebe la idea.

El insulto de San Diego

La NFL suele apretar demasiado las clavijas a las ciudades que albergan sus equipos, pero en este caso, y por una vez, parece que los políticos de San Diego pretenden reírse en su cara. Para empezar, en el referendum en el que se consultó el asunto a los ciudadanos, estos dijeron por amplia mayoría que querían que los Chargers se quedaran en la ciudad, pero votaron en contra de subir los impuestos en el sector hostelero para proveer de fondos el proyecto. Por su parte, el estamento político más o menos ha seguido la misma política de pedir sin dar nada a cambio. Para empezar, dos de los políticos más influyentes de la ciudad, Scott Sherman y Chris Cate no solo hicieron campaña en contra esa subida de impuestos para construir un nuevo estadio, sino que han sido los padres de la última oferta de la ciudad, que parece más un insulto que una propuesta seria.

En concreto, la ciudad de San Diego ha propuesto al equipo que alquile el estadio por 1 dólar anual durante los próximos 99 años, pero con la condición de que los Chargers se encarguen del mantenimiento, que ahora mismo es de 15 millones de dólares, más la estimación de unos 100 millones que serían necesarios para remodelar lo suficiente las instalaciones como para que su uso siga siendo mínimamente viable. Además, no solo no queda claro quién se llevaría los beneficios de explotación en actividades que no tuvieran que ver con la NFL. Por último, en caso de que la propuesta fuera aceptada por el equipo, el proyecto también requeriría otro referendum con dos tercios de los votantes a favor. Como no podía ser de otra manera, Dean Spanos ha considerado esta propuesta como un insulto que ha cerrado definitivamente cualquier posibilidad de negociación.

Independientemente de cualquier resolución, no está tan claro que el traslado a Los Angeles pueda tener demasiado recorrido. El primer año de los Rams en la ciudad ha sido todo un éxito, pero todavía queda mucho por hacer. Y si ya es complicado fidelizar aficiones, y más a una tan voluble como la de Los Angeles (véase el caso similar de las franquicias deportivas de Florida), el traslado de dos franquicias casi de forma simultánea puede no ser tan buena idea. No sería raro que la nueva ubicación de los Chargers se convierta en temporal, para terminar siendo el comodín que pueda usar la NFL para una nueva expansión.

Oakland echa un órdago a la desesperada

Por su parte, la ciudad de Oakland acaba de presentar in extremis un proyecto para la construcción de un nuevo estadio que costaría 1.300 millones de dólares, con 350 millones aportados por fondos públicos y 400 por un grupo privado de inversión, en el que los Raiders tendrían que aportar los 500 millones que pensaban gastar en el plan de Las Vegas y la NFL los 300 que también iba a invertir en el movimiento. Sin embargo, Mark Davis ya tiene la cabeza en Las Vegas y en un estadio que costará 1.900 millones, con un proyecto mucho más avanzado, con las cuentas claras y todos los inversores ya en marcha. Según ha trascendido, la última oferta de Oakland ha parecido a los propietarios una propuesta desesperada de última hora, y no un proyecto serio y viable a corto plazo. Sin embargo, hay quien opina que en realidad la ven con buenos ojos y su rechazo inicial simplemente es una táctica negociadora.

Por eso, no hay que descartar que esa propuesta pueda tener más vida de lo que parece. Sigue habiendo bastantes propietarios que no ven con buenos ojos el traslado a Las Vegas. Además, parece que la NFL está haciendo estudios de mercado que arrojan mejores resultados si los Raiders siguen el Oakland que si se mueven a Las Vegas. Y ya sabemos que lo único que mueve a los propietarios en estos asuntos, y en casi cualquier otro, es el dinero.

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