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Texans Rangers

La importancia de la visión y la paciencia en el plato

Joey Gallo, una de las grandes promesas de los Rangers, ha dicho que quiere tener más paciencia al plato. Para ello, se fija en José Altuve.

Joey Gallo, jugador de los Texans Rangers.
Getty images/AFP

He leído esta noticia, y me he parado a pensar. Joey Gallo es sinónimo de potencia, de cuadrangulares, de imparables, y de highlights enviando las 107 costuras al segundo anfiteatro. Sin embargo, este tipo de jugadores también es sinónimo ponches, y de irse con cero imparables en varios partidos consecutivos cuando el fuego se convierte en hielo, peloteramente hablando.

Y claro, una vez llegamos a unas conclusiones no muy complicadas, es evidente que jugadores así deben mejorar su paciencia, lo cual es algo indispensable siempre que jugamos al béisbol. Y Joey Gallo carece de ella.

¿Por qué José Altuve?. Fácil. El venezolano se ha consagrado en las últimas temporadas como un bateador espectacular. Lejos de hacer 30 cuadrangulares por temporada, por supuesto, pero siempre al acecho. Siempre pegando imparables y dobles. Siempre remolcando carreras y siempre envasando a sus compañeros. Y esto, con únicamente 13 ponches mirando que le hicieron la temporada pasada. Sí señores sí, solamente 13 llamadas de strike cogieron a José Altuve de improviso en todo un año. Sin embargo, este dato va mucho más allá y es que únicamente 4 de esos 13 strikes fueron en la zona de Strike. ¿Error del umpire?. Es evidente, porque el ojo de Altuve raras veces falla.

Sin embargo, y como me gusta estar siempre informado, pasamos a ver las cuentas personales de redes sociales de José Altuve, y nos encontramos una foto suya viendo un partido de los Tigers de Detroit con el título de: “Para aprender siempre tenemos que ver a los mejores”. ¿Y quién se encuentra en pantalla?. Sí amigos, sí. Miguel Cabrera. Sin duda, el mejor pegador de al menos la última década sigue siendo un escollo para cualquier lanzador rival. Un jugador que nunca se había lesionado hasta la temporada pasada, y siempre llegando con facilidad a la impresionante marca de .300 de efectividad al plato y un número sin fin de cuadrangulares. Pero es que el talento de Miguel no es suficiente. Cabrera tiene la paciencia, el compromiso, el trabajo y el sacrificio para seguir mejorando día a día su ojo, porque aunque la potencia de pegada le esté fallando debido a su edad, el talento se mantiene.

Y llegados a este punto, recordamos al gran Barry Bonds. Para muchos, el mejor pegador de toda la historia de la MLB, con una carrera manchada con la sombra del dopaje. Sin embargo, todos los pitchers a los que se enfrentó, han admitido que el mejor jugador al que se han enfrentado era Barry Bonds. Y no solo por su potencia, que también. Si no por su frialdad, su capacidad de visión y paciencia para esperar la bola deseada. Y eso, no te lo da el doping. Eso te lo da el trabajo y el talento. Y Barry Bonds era temido por su ojo. Y por ello, los pitchers preferían permitir una carrera en un boleto intencional en la novena entrada ganando 8-6 con bases llenas antes que dejarle batear, porque sabían que iba a ser peor el remedio que la enfermedad. Eso, es un buen pelotero. Un buen pelotero debe tener buen ojo.

Vean y disfruten.

Con Miguel Cabrera no puedes despistarte ni un segundo.