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ATLETISMO

El Sahara Marathon: desierto y muchísima solidaridad

La anécdota fue que ganó Vicente Grande, porque lo importante fue el apoyo a un pueblo que lleva clamando 40 años en un exilio de viento y calor.

Tinduf
Vicente Grande Duque, entrando en meta.
Óscar Carrascosa

La posición y el tiempo final son anécdotas cuando se decide competir en el Sahara Marathon, que el pasado martes celebró su 16ª edición en los campamentos de refugiados saharauis, a 50 km de la ciudad argelina de Tinduf. Ese día, y esta semana en la que los corredores conviven con las familias, lo que de verdad importa es la solidaridad con un pueblo que acumula, y sufre, 40 años de exilio.

En la edición 2016, la de mayor participación de su historia con más de 500 corredores, el vencedor ha sido Vicente Grande Duque, atleta madrileño que se ha impuesto a corredores de 22 países que han llegado, entre otros lugares, de EE UU, Inglaterra, Suecia, China, Francia, Argelia, Italia y Bélgica, con un excelente tiempo de 3 horas 1 minuto y 8 segundos, dada las condiciones en las que se disputa esta carrera: mucho sol, más de 25ºC y vientos molestos que levantan la arena de la hamada negra (desierto pedregoso) argelina.

"Es la primera vez que corro en el desierto y ha sido complicado porque vengo de entrenar en montaña y con lluvia por la sierra de Madrid y aquí nos hemos encontrado bastante calor. De todas formas, lo más difícil ha sido el factor psicológico porque a partir del kilómetro 25 km me encontré solo ante la inmensidad, casi sin referencias. Esto machaca mucho, pero lo he superado pensando en mi mujer y en mis tres niños pequeños que no han podido venir, y en mi madre, que murió el 25 de diciembre. Se lo dedico a ella y al pueblo saharaui que nos ha acogido como si fuéramos de su familia. Así conseguí llegar a la meta", comenta Grande.

La primera ciega en el desierto

En el Sahara Marathon 2016 ha destacado la figura de Lucía Santiago, primera mujer ciega que disputa esta prueba en la historia. Le han acompañado en esta aventura, como guías, compañeros y amigos, Mónica Martínez y Miguel Salgado, parte del proyecto Bukaneros Solidarios.

"La parte de dunas ha sido la más complicada porque me hundía y tenía miedo de torcerme un tobillo. Mónica y Miguel han sido mis ojos. Les tengo que dar las gracias. Sin ellos, hubiera sido imposible. A mí no me gustan las gorras y el sol molestaba bastante. Y la arena, que con el viento, se metía por la nariz y te resecaba la garganta", cuenta Lucía en la meta del campamento de Smara, después de acabar en un meritorio 8º puesto en la media maratón (21 km), con una marca de 2h46:37.

La carrera está repleta de historias humanas de apoyo a la causa saharaui como la de Carmen Benito, Patricia Abánades y Elisabet Esteban, 'runners' aficionadas que decidieron venir y participar en el maratón para apoyar a su amiga África Sánchez, quien quería homenajear a su 'hija' saharaui: Tfarah, de 12 años, a la que acoge cada verano gracias al programa de 'Vacaciones en Paz' para que los niños saharauis pasen el verano en España y se alejen de los más de 50ºC que padecen en el desierto.

El Sahara Marathon es contradictorio en sí mismo porque su verdadero objetivo desde que nació en el año 2000 es no volver a celebrarse. Eso significará que el pueblo saharaui en el exilio forzoso de los campamentos de refugiados, casi 200.000 personas, han regresado a su país: el Sáhara Occidental.