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DESDE EL BULLPEN

El espíritu de Saint Louis sigue muy presente en los Cardinals

Desde octubre, nubes de incertidumbre cubren el horizonte de la afición de San Luis que mira al futuro sin saber muy bien qué esperar.

Yadier Molina catcher de St. Louis Cardinals espera estar de vuelta en el diamante de juego al inicio de la temporada.
Getty Images

La temporada pasada los Cardinals irradiaban felicidad, tanto que hasta los pájaros cardenales posados en el bate de su logo trinaban de alegría. Eran el equipo que más victorias, un centenar, había logrado de toda la liga, lograban por tercer año consecutivo el título de la División Central de la Liga Nacional y presentaba, sin que nadie pusiera un pero, su candidatura para ser el representante de esta liga en la Serie Mundial. Pero como es por todos sabido, la ilusión de unos jovencísimos Cubs les dejó en la estacada en la serie de división. Si ya fue un revés que dejó a la hinchada atónita, a esto le siguió el amargo trago de ver como otra franquicia de Misuri, los Royals, conquistaban su segundo anillo. Además, el hecho de que este invierno la franquicia de fútbol, los Rams, haya decidido hacer las maletas y mudarse a Los Ángeles ha dejado a su parroquia sumida en la decepción. Y como parece que a perro flaco todo son pulgas, uno de sus mejores jugadores, Jason Heyward, ha tomado la interestatal I55 para reforzar a unos Cubs que este año dan mucho miedo.

Pero si hay un equipo capaz de levantar el vuelo en cualquier circunstancia esos son los Cardinals, no en vano son la segunda franquicia, detrás de los bombarderos del Bronx, con más títulos en su haber, once en total, y 38 de sus miembros tienen su nombre grabado en el Salón de la Fama. Y es que en San Luis nadie se rinde. Esta semana acuden al Spring Training en Júpiter, Florida, para empezar a excavar los cimientos del edificio que les lleve de nuevo a la postemporada y Júpiter parece la base ideal para aquellos que en octubre quieren tocar las estrellas.

Lo primero que han hecho desde las oficinas del Busch Stadium es reforzar el cuerpo de lanzadores. Para liberar la carga de trabajo del All Star, Trevor Rosenthal, los de Misuri han contratado al surcoreano Oh, con unos más que notables números en Asia, con la idea de que lance en la octava entrada y renuevan a Jonathan Broxton. La línea de pensamiento es que Rosenthal, que el año pasado salvó en 48 ocasiones la ventaja de su equipo, siga siendo el closer.

Más dudas ofrece la recuperación del puertorriqueño Yadier Molina. El fenomenal cátcher sufrió en septiembre pasado una lesión en el plate, que le afectó a los ligamentos de su dedo pulgar de tal manera que han sido necesarias dos cirugías para repararlos. Ya se le ha retirado la escayola y, aunque su pulgar estará débil, desde la franquicia confían en que sea de la partida en el Opening Day. Por si acaso no toda va lo bien que se espera, Brayan Peña estará listo para recibir los lanzamientos de Leake y compañía.

El entrenamiento de primavera también servirá para comprobar la evolución de cinco jugadores, que el año pasado fueron afectados por la plaga de lesiones que asoló a la plantilla. Los ojos estarán puestos en el jardinero izquierdo Matt Holliday, el pitcher diestro Jordan Walden, el lanzador zurdo Marco Gonzales, el primera base Matt Adams y el también diestro Adam Wrainwright. Confían en San Luis que recuperando todos los efectivos y si no les vuelven a asolar las lesiones, tendrán serias opciones a liderar una división que en las últimas campañas han dominado con mano de hierro.

A pesar de que en este momento los Cardinals ofrecen más dudas que certezas, nadie debe cometer la osadía de descartarles como candidatos a realizar algo grande, porque si algo saben bien en San Luis es que son capaces de afrontar y superar los retos más complicados. No en vano, unos industriales de la ciudad financiaron, de ahí el nombre del avión, el Espíritu de Saint Louis, con el que Charles Lindbergh cruzó el Atlántico despegando en Nueva York y aterrizando en Paris. Algo que demuestra que si los Cardinals se lo proponen y las lesiones les respetan, son capaces de volar más alto que nadie.