PHILADELPHIA EAGLES 23 - BUFFALO BILLS 20
Chip Kelly amarga la vuelta de LeSean McCoy a Philadelphia
La línea defensiva de los Eagles juega un maravilloso partido que mantiene a su equipo en la lucha de playoffs y elimina a los Bills de la misma.
Durante toda la semana la gran historia que definió este partido fue la vuelta de LeSean 'Shady' McCoy a Philadelphia y su relación con el hombre que les traspasó, Chip Kelly. McCoy, un hombre de la zona, cuyo sueño era jugar para los Eagles, no se lo perdonó y aunque el entrenador ha intentado todo para decirle que se trata de un asunto de negocios, que no hay rencor, el jugador no ha aceptado ninguna conversación ni disculpa. De hecho, le llegó a colgar el teléfono ayer en el último intento de Kelly de calmar las aguas.
Pues bien, tras el partido, lo más probable es que el enfado sea aún mayor por parte de LeSean, porque los Eagles le atacaron justo donde más le podría doler: con al línea defensiva. Fletcher Cox, Benny Logan y compañía jugaron un monumental partido que fue la clave para la victoria de su equipo por 23 a 20 sobre los Buffalo Bills.
'Shady' no hizo mal partido. En absoluto. Sus números no son espectaculares, 74 yardas en 20 carreras, pero su esfuerzo sí que lo fue. Se ganó cada puerta que encontró, se buscó cada bloqueo inexistente y peleó por cada primer down. No fue suficiente. El muro formado justo enfrente por sus rivales le impidió dominar el encuentro.
Además, estos hombres metieron en una situación comprometida al ataque aéreo de los Bills a menudo. Tyrod Taylor no es un buen pocket passer y escogió correr hasta en ocho ocasiones. Otras veces, sintiendo que su hábitat natural se comprimía hasta la asfixia, buscó la jugada que, de momento, define su carrera: balón en profundo a una ruta directa de Sammy Watkins y que Dios reparta suerte. Y no suele repartir mucha, no, cuando se es tan predecible.
Más aún tras la lesión de Charles Clay, que es definitiva en este ataque de los Bills. Porque Hogan o Woods aparecen de tanto en cuanto para mover las cadenas, pero el grupo en general no es capaz de hacerlo de forma consistente.
Tampoco el de los Eagles con Sam Bradford al frente, por cierto. Al espectáculo que estaban dando sus compañeros de la línea defensiva no pudieron sumarse los del ataque. Agholor consiguió una gran jugada, una gran recepción, de 53 yardas, pero en ello tuvo mucho que ver que Corey Graham, el safety de Buffalo, perdió de vista el balón y cometió el pecado mortal de abandonar la jugada antes de su finalización.
Zach Ertz si que apareció con más insistencia en el meollo de la batalla, algo que Bradford le agradeció con cinco balones. Porque el juego de carrera tampoco funcionó. Ninguno de los sustitutos de McCoy cumplió con las expectativas, y menos que ninguno DeMarco Murray, porque el listón para él y su contrato de ocho millones de dólares al año es más alto y tan sólo correspondió con 13 carreras y 34 yardas. Su peso en el equipo sigue disminuyendo.
El resultado permite a los Eagles seguir en la lucha por los plaayoffs, con todo abierto en la NFC Este. Su 6-7 de récord le mantiene colider para afrontar los tres últimos partidos de la temporada con la capacidad de depender de sí mismos. A los Bills, sin embargo, los elimina de facto de la opción de jugar en postemporada y siguen siendo la franquicia de un deporte profesional norteamericano que más tiempo sin saborear el dulce sabor de la pelea por el tíulo; nada menos que desde 1999, que se dice pronto.