DETROIT LIONS 45 - PHILADELPHIA EAGLES 14

Los jugadores de los Eagles abandonan a Chip Kelly

Los Detroit Lions consiguen una victoria que eleva su temporada de forma inesperada ante un rival que declinó presentarse al partido.

Gregory ShamusAFP

Antes del partido que los Detroit Lions han ganado por 45 a 14 a los Philadelphia Eagles había dudas al respecto del compromiso de los jugadores de la franquicia de Philly con su entrenador, Chip Kelly. Tras lo que hemos visto en el primer partido del maratón de Acción de Gracias esas dudas han quedado despejadas por completo: la plantilla ha abandonado a Kelly a su suerte.

Lo que se vio en el Ford Field de Detroit fue a unos Eagles que declinaron presentarse al partido. Es la segunda semana consecutiva que lo hacen, pues la pasada jornada los Tampa Bay Buccaneers les metieron también la bonita cifra de 45 puntos. Sin alma, sin ilusión, sin profesionalidad y sin orgullo, Philadelphia se convirtió en un insulto al football en una fecha tan señalada para el deporte y para la liga.

No ayudó el hecho de que dos tipos imprescindibles dejaran al equipo en los primeros instantes del mismo. Nolan Carroll, el cornerback, y Jason Peters, el left tackle se lesionaron. Las consecuencias fueron catastróficas.

Para solucionar el problema Peters, Chip Kelly optó por mover a la protección del lado ciego de Mark Sánchez a Lane Johnson. El que fuera número cuatro del draft se mostró incapaz de aguantar la posición y fue superado por Ziggy Ansah. Una vez. Y otra. Y luego otra más. Y así todo el partido. El pass rusher de los Lions logró tres sacks que resultan hasta escasos para el dominio que mostró.

Para solucionar el problema Carroll, Chip Kelly decidió que Eric Rowe, el cornerback rookie, y Byron Maxwell, el cornerback estrella pagado a precio de oro en la agencia libre, defendiesen al hombre a los receptores de Detroit, entre ellos Calvin Johnson. No funcionó. Megatron anotó tres touch downs y se movió con total libertad por el ataque de los Lions. Es el séptimo año consecutivo que el sensacional receptor se come el pavo de Acción de Gracias habiendo conseguido, al menos, un TD.

Es oportuno hablar de Rowe. Fue señalado en diferentes ocasiones por su juego, pero estuvo vendido toda la tarde. No sólo Stafford lanzaba con pasmosa indiferencia de la línea defensiva rival, sino que no tenía la ayuda de los safeties en un uno contra uno imposible frente a Megatron. Es más, puede decirse que Rowe fue de los pocos que, al menos, lo intentó. Algo que no se puede decir de la mayoría de sus compañeros, incluido Maxwell, quien ha resultado un fichaje ruinoso.

No sólo Calvin Johnson brilló en el ataque de los Lions. Ante tantas facilidades cualquiera se crece. Matthew Stafford tuvo uno de los partidos más plácidos de su carrera. Apenas si tuvo presión en el pocket más de una vez durante la parte en la que el partido tuvo sentido. Que no fue mucho, pues estaba acabado al comenzar el tercer cuarto. El caso es que el QB no tuvo más que levantar la vista y encontrar a Ebron, Tate, Riddick o quien fuese completamente sólo en el medio del campo. Los Eagles, sin presión, sin defensa en la zona media, y con los cornerbacks quemados una y otra vez, no hicieron más que mirar a los Lions atacar hasta con parsimonia. Es una metáfora perfecta de este partido que Golden Tate consiguiese un TD en el que, literalmente, entró andando en la end zone.

Game over, Chip Kelly. Nada puede ejemplificarlo mejor que esa imagen. Aunque también puede valer el hacer notar que el peor ataque terrestre de la NFL, el de Detroit, pasó de cien yardas con holgura corriendo con el balón.

Y es que la foto fija del estado de los Philadelphia Eagles que resulta de este encuentro es la de un equipo en ruinas que no quiere jugar para este entrenador. Kelly jugó a todo o nada esta offseason, con movimientos políticos en la franquicia que le dieron todo el poder deportivo de la misma y le granjearon poderosos (y numerosos) enemigos, y con movimientos de personal que no fueron entendidos y también le llenaron el vestuario de agnósticos. Su sistema, al fin, aquel que habría de salvarle por encima de las individualidades, se ha mostrado insignificante ante esta montaña de problemas. El futuro es, siendo eufemístico, complicado tanto para el entrenador como para la franquicia. Es más, resulta muy difícil imaginarle de vuelta en la banda la temporada que viene.

Detroit, por otro lado, enlaza tres victorias seguidas tras la hecatombe de Londres frente a los Chiefs. Es muy probable que sea tarde para ellos este año, pero a buen seguro que Jim Caldwell, entrenador de los Lions, intentará construir sobre esta racha un equipo que vuelva a ser lo que fue la temporada pasada.

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