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SEATTLE SEAHAWKS

Rawls elimina el problema Lynch de los Seattle Seahawks

La actuación del corredor rookie hace que la situación contractual de "Beast Mode" deje de dar dolores de cabeza a la franquicia.

Thomas Rawls en su impresionante actuación frente a los 49ers.
OTTO GREULE JRAFP

Las complejidades de los contratos de la NFL hacen que, en no pocas ocasiones, los equipos tomen decisiones que son difíciles de entender desde fuera. Esta liga se gana tanto en el campo como en los despachos, y aquellos que no gestionan su espacio salarial con puño de hierro y contando hasta el último centavo no tienen ninguna opción. Por eso uno de los asuntos que tiene en vilo a los Seattle Seahawks es el futuro de Marshawn Lynch. Y, si nos atenemos a lo que está sucediendo en el campo con Thomas Rawls, es probable que los despachos tengan la decsión aún más fácil de lo que la tenían.

Porque que Lynch esté en el equipo este año es un brindis al sol, un canto a los viejos buenos tiempos. Que fueron sólo hace unos meses, correcto, pero es que la vida pasa muy rápido en esta competición.

Durante el último periodo de agencia libre "Beast Mode" fue uno de los protagonistas. Los Seahawks  y el jugador buscaban un nuevo contrato. Hubo malas artes y malos modos por ambas partes. Hubo una desafección palpable. De hecho, la había ya desde la última jugada de la pasada Super Bowl, con la decisión de pasar y de no darle el balón en la yarda uno. El corredor no digo nada y lo digo todo, puso sonrisa maliciosa y dijo que eran un equipo y que los entrenadores sabían lo que hacían. Parecía decir lo contrario, el amigo.

El caso es que una historia de pasión como la que han tenido Lynch y los Seahawks les empujó a un nuevo arrumaco. Seguro que a regañadientes, pero lo que sea por recordar los momentos de gloria y placer. En Seattle se la jugaron y le dieron un contrato de 24 millones de dólares hasta el 2017, con 7,5 millones de signing bonus. Ese papel tenía dos condiciones claras: si Lynch se retiraba antes de la temporada 2016 debería devolver 5 millones de ese signing bonus, los que cobraría en 2016 y 2017, y la salida para el equipo sería limpia en caso de decidir cantar el "cada cual a su casa".

Eso llevó a que por el lado del corredor también hubiese beneficios. El más evidente es que en 2016 cobraría 9 millones de dólares que, con los 2,5 del signing bonus asignado a esa temporada, serían 11,5 contra el espacio salarial. En corto: una puñetera barbaridad.

Así que en esas estaba la situación. Un corredor a punto de cumplir 30 años, a disgusto con buena parte de la organización, con amenazas veladas de retiro y con un salario gigantesco para el 2016. Y, entonces, apareció Thomas Rawls.

Rawls es un rookie que no fue drafteado y que, de repente, se ha ganado por derecho propio ser el centro del debate. Es cierto que no se pueden sacar conclusiones precipitadas, mucho menos contra la defensa de los 49ers, pero las cifras son elocuentes. Consiguió 209 yardas de carrera y 255 yardas totales, cifras históricas en la franquicia y que, por ejemplo, nunca logró Lynch; lleva 143,8 yardas totales por partido en cuatro encuentros jugados como titular. 

Pues esta clase de números son los que van a hacer que Lynch no esté el año que viene en Seattle. Porque el rookie les cuesta una ínfima parte de lo que les costaría "Beast Mode" y porque, al menos de momento, está rindiendo mejor que el veterano.

Además, puede que no volvamos a ver a Marshawn con la camiseta de los Seahawks. Su lesión abdominal, que le impidió jugar ayer, será revisada esta misma semana por un especialista pero se teme que tenga que ser operado y se pierda lo que resta de campaña.

Es probable que el jugador que ha sido uno de los emblemas del último lustro en la franquicia, incluyendo el último bienio glorioso, el más importante en la historia de los Seahawks, se haya equivocado volviendo esta temporada. No iba en broma cuando dejó caer que igual se retiraba, pues no es tipo de bromear con estas cosas. Tampoco quedó conforme con el cuerpo técnico tras su decisión en la Super Bowl. El periodo de negociaciones del nuevo contrato estuvo lleno de minas y trampas, como demuestra la situación actual, y ni el equipo ni el jugador han estado cómodos desde entonces.

Es duro decir adiós, pero la realidad es implacable. La eclosión de Thomas Rawls no hace más que acelerar el proceso de descomposición de Marshawn Lynch como jugador de los Seattle Seahawks.