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BUFFALO BILLS

La NFL es despiadada: los Bills cortan a Freddie Jackson

Un héroe, una leyenda en Buffalo, ha sido cortado por el equipo al que ha dedicado su carrera con el consuelo unánime de compañeros y afición.

Fred Jackson este fin de semana en su último partido con los Bills.
Timothy T. LudwigUSA TODAY Sports

Los Buffalo Bills, como la mayoría de equipos de la NFL, han dado hoy la lista de los primeros cortes en las plantillas para esta temporada. De 90 jugadores se pasa a 75 en un par de días y, por eso, los daminificados han sido llamados al despacho del general manager para recibir la mala noticia. Cuando eso sucede, los aficionados corremos raudos a leer si hay algún notable en esas listas. Suele haberlo, porque en todos los equipos hay algún veterano que está a un paso de ser arrojado a la calle. No tanto por nivel como por rol y contexto, por edad y salario, por competencia con algún joven prometedor y su potencial aún por demostrar.

El caso es que hoy uno de esos veteranos cortados ha sido Freddie Jackson, el corredor de los Buffalo Bills. Es un día para recordar cuan despiadado es el negocio de la NFL. Pero, no me encontraréis entre los sensibles, así es como debe ser y, en el fondo, sencillamente es justo y lógico que los equipos actúen así.

Fred Jackson es una leyenda en Buffalo. Es un emblema de los Bills. Lo tiene todo para ello. Buffalo es una ciudad industrial, que ha sufrido severas reconversiones y crisis. No hay duda de que saben apreciar el trabajo duro y a aquellos que se revuelven contra el destino que la vida les tiene preparado. A su modo, Jackson encaja como un guante en la cultura del héroe de la clase obrera. Además, los Bills han sido una calamidad sobre el campo en casi todos los años que Freddie ha estado con ellos, convirtiendose en uno de los pocos ejemplos bellos y vibrantes de esta época oscura.

El corredor jugó en la muy desconocida, al menos en lo que a football se refiere, universidad de Coe, de tercera división de la NCAA. No fue elegido en el draft y en el año 2003, acabado su periplo colegial, intentó vivir de este deporte. Nadie en la NFL se le acercó ni de lejos. Comenzó prestando sus servicios en el arena football, en el Sioux City, y acabó en la NFL Europa, en Rhein. Fue allí, en el 2006, cuando Marv Levy, uno de los más legendarios Bills de todos los tiempos, le dio la oportunidad de ir al training camp y este la aprovechó. Y de qué manera.

El muy desconocido, muy trabajador, muy ejemplar Freddie Jackson consiguió entrar en el equipo de la temporada 2006 y, hasta hoy, ha completado nueve temporadas con los Bills. Por ese backfield han pasado Willis McGahee, Marshawn Lynch o C.J. Spiller... y a los tres acabó superando. No sólo por persistencia, por aguante, sino por presencia en el vestuario y en el campo, siendo más seguro aunque menos talentoso en todos esos casos.

Baste decir que es el tercer corredor no drafteado con más yardas conseguidas en toda la historia de la NFL. Sólo Arian Foster y Priest Holmes están por delante de él. No sólo eso, sino que en el año 2009 fue el primer jugador de la historia en sumar 1.000 yardas de carrera y otras 1.000 de retorno de kickoff.

Pero, a pesar de su total ascendencia en el grupo y en la afición, el equipo nunca confió del todo en él como primer corredor. Cada temporada se le traía alguien para ser el running back número uno, y cada año acababa siendo él el que llevaba los downs decisivos en los momentos de la verdad. Eso dio como resultado la gran paradoja de que jamás, al bueno de Freddie Jackson, le llegó el día de su gran contrato: se ha pasado ocho años siendo esencial en un equipo NFL y ha conseguido, en total, menos de 11 millones de dólares.

Y ahora, a los 34 años, ha sido cortado para evitar pagarle 2,45 millones más. Por eso y porque el equipo cree que el backfield está lleno, que LeSean McCoy va a llevarse una enorme cantidad de trabajo y que Karlos Williams, el rookie de Florida State, cumplirá el papel de corredor secundario de forma más barata, eficiente y explosiva que el gran veterano.

Y, muy probablemente, tanto Rex Ryan, entrenador, como Doug Whaley, general manager, tienen razón. Este negocio es despiadado y lo único relevante para ambos hombres, con lógica, es el ahora y no el ayer o los merecimientos. O la siempre subjetiva sensación de justicia.

A sus compañeros, que lo han hecho saber en twitter, a toda (y no generalizo) la afición de los Bills les hubiese gustado otro final. Les hubiese encantado que Freddie cobrase un gran contrato alguna vez. Sí. Pero las circunstancias, a lo largo de su carrera, han sido las descritas, y como tal han actuado todas las partes.

Ahora es muy probable que acabe siendo fichado por algún equipo y que, en breve, no sea capaz de estar en ninguna plantilla y decida poner punto y final a su dignísima carrera. Ese día, seguro, firmará un contrato de un día con los Bills y el equipo, la ciudad y los aficionados, le despedirán como merece.