MLB - BÉISBOL
Frazier triunfa en un renovado concurso de home runs
El tercera base de los Cincinnati Reds culmina una prueba de ensueño que tuvo emoción hasta los últimos segundos a pesar de la amenaza de lluvia.
Apuntemos un positivo al comisionado, Rob Manfred.
El concurso de home runs del All-Star 2015 en Cincinnati ha supuesto un éxito absoluto desde todos los puntos de vista posibles y la victoria del ídolo local, tercera base de los Reds, Todd Frazier, que hizo que todos los aficionados se marcharan felices tras un eléctrico evento.
Electricidad y lluvia no nos faltó antes del inicio, con alarmas de tornado incluidas, e incluso se temió que la prueba no pudiera empezar. Se pronosticaba lluvia para antes y después del concurso y eso obligó a que la liga tuviese que improvisar, acortando los tiempos de los que dispondrían los participantes.
El nuevo formato era todo un enigma y hay que reconocer que ha sido un acierto total. En lugar de estar bateando indefinidamente hasta acumular 10 eliminados como era hasta el año pasado, la oficina del comisionado pensó en una alternativa más dinámica, con un tiempo máximo de cinco minutos pero que tuvo que reducirse a cuatro por la amenaza de la lluvia.
La presión del reloj y la inevitable cuenta atrás nos deparó momentos extraordinarios de la prueba, con incertidumbre hasta el último instante y con remontadas que se concretaron cuando apenas restaban segundos.
Ese fue el hábitat en el que Frazier se movió como pez en el agua. Como segundo cabeza de serie, le tocó medirse al dos veces ganador de la prueba, Prince Fielder, que además era el único de los concursantes que lo había logrado con anterioridad.
Trece fueron los home runs que logró Fielder, que aprovechó estratégicamente el descanso de 45 segundos. Pero Frazier no había dicho su última palabra y dejando lo mejor para el final, el ídolo local puso en funcionamiento ese swing que le ha permitido ser uno de los mejores de toda la competición.
Con segundos para terminar su participación, Frazier dejó atrás a su rival de forma inapelable, procedimiento que repitió en la siguiente ronda ante Josh Donaldson, siguiendo un guión digno de la película más agobiante de Alfred Hitchcock.
La gran final le enfrentó a la sensación de los Dodgers, el rookie Joc Pederson, que fue el que con más contundencia se movió en el torneo y que eliminó en semifinales al gran Albert Pujols. El soberbio jugador de Palo Alto logró un total de catorce en su participación, récord hasta la fecha en la final y dejó el listón muy alto para el jugador de los Reds.
Pero Frazier había dejado lo mejor para la final. Tal como le pasó en las rondas previas, empezó lento pero familiarizado con el entorno, el tercera base de Cincinnati comenzó a acortar la ventaja de Pederson hasta llegar al último minuto. Fue entonces cuando Frazier ofreció su mejor versión hasta lograr el home run del empate cuando apenas restaban once segundos.
Gracias a la distancia obtenida, se le dieron treinta segundos que no tuvo que apurar ya que en su primer swing, Frazier se convertía en el segundo jugador del equipo que ponía el campo en hacerse con el HR Derby tras Ryne Sandberg en 1990.
Tras desfondarse en la final del año anterior contra Yoenis Céspedes, Frazier trabajó duro para devolver el afecto que le dio el público local, totalmente entregado durante toda su participación.
Para certificar el éxito de la cita, se doblaron la cantidad de home runs logrados hace un año en Minneapolis, pasando de 78 a 159.
Seguro que el All-Star nos deparará tantas o más emociones si cabe.