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ATLETAS ARRUINADOS

Uno de cada seis exjugadores de la NFL ha perdido todo su dinero

No importa cuanto tiempo pasen en la liga ni cuan importantes sean sus contratos, doce años después de su retirada un buen montón de atletas no tendrán ni un dolar.

Terrell Owens, llorando en un programa de televisión.
Huffington Post

Uno de cada seis jugadores de la NFL se ha declarado en bancarrota pasados doce años de su retirada de la liga. Casi un 16%, por lo tanto, ha sido capaz de dilapidar una cantidad de dinero que para el común de los mortales sería suficiente como para vivir una vida entera sin trabajar. De hecho, la vida de varias generaciones.

El dato lo ha calculado el Wall Street Journal y lo ha plasmado en un artículo donde trata de explicar las peculiaridades económicas de un grupo de trabajadores tan especial como es el de los deportistas profesionales, que consiguen la mayoría de su dinero en un muy corto periodo de tiempo y, después, han de vivir el resto de su existencia con sus ahorros.

Una de las cosas que más llama la atención del trabajo es la constatación de que ni la longitud del contrato ni la cantidad de dinero que reciba el jugador tienen una incidencia especial en estos números. No importa que sean jornaleros, que se pasan entre 3 y 4 años en la NFL y se llevan unos 3 millones de dolares, o grandes estrellas con una década en la competición y emolumentos que ronden los 100 millones de dolares totales. El final, para ese 16%, es el mismo: quedarse sin un sólo dolar.

El estudio se ha hecho con jugadores drafteados entre 1996 y 2003 y se aleja mucho de lo expuesto en un artículo publicado por Sports Illustrated en 2009 en el que se cifraba en el 78% el número de jugadores retirados en bancarrota.

Las causas que se apuntan para tamaño descalabro son varias, pero las más importantes señalan a una terrible gestión y a una cuestión social.

Respecto a la gestión, los jugadores son acechados, como cualquier persona con dinero ganado rápidamente, por inversores, mercachifles y asesores que les proponen todo tipo de negocios sin riesgo y promesas de beneficios que luego no se cumplen.

Por el lado social, la cultura norteamericana, sobre todo la afroamericana, ve muy mal a aquellos que son capaces de ganar dinero y no lo comparten con "los suyos". Como dijo Charles Barkley una vez, "si no llego a aprender a decir "no" me hubiese arruinado. Perdí amigos y familiares, pero gané una vida".

Grandes estrellas de la NFL han pasado por el trago de perderlo todo. Terrell Owens, uno de los mejores receptores de la historia, dilapidó 80 millones de dolares. Warren Sapp, defensive tackle de los Bucs y los Raiders, no sólo perdió 60 millones de dolares, sino también su anillo de campeón de la Super Bowl (y el de campeón de la NCAA). Y Michael Vick, incluso antes de ingresar en prisión por participar en peleas de perros, se las arregló para dilapidar 130 millones de dolares en el mantenimiento de unas 30 personas de su entorno más cercano.