Fútbol sala

Ricardinho, un 'mago' en el Inter Movistar para destronar al Barça

'O Mágico' es la nueva atracción de la LNFS y la esperanza del Inter Movistar para volver a reinar en el fútbol sala. Su primer test en la cumbre llega hoy (21:00, Energy) ante el Barça.

Chema Díaz

El Inter Movistar, el equipo más laureado de la historia del fútbol sala, se ha encomendado a la magia de Ricardinho para volver a dominar este deporte. El luso ha llegado al equipo de Alcalá de Henares para ser el referente de un proyecto que tiene como objetivo destronar al Barça. En dos jornadas, O Mágico, como se conoce al astro portugués, ya ha dejado muestras de su calidad con tres goles en dos encuentros de Liga, donde el Inter ya es líder. Hoy reciben al Barça de Sergio Lozano y compañía (21:00, Energy) y la atención estará en si, junto al resto de estrellas verdes (Batería, Rivillos, Amado...), es capaz de desarbolar al mejor equipo del mundo. ¿Presión? "No. Me gusta la presión. Si el Inter te ficha es para ganar", asegura el luso.

De sonrisa fácil y trato agradable, Ricardinho demuestra que no le pesa la etiqueta de superestrella, ni de ser la imagen de Nike, ni la expectación creada en España con su fama de 'mago': "Se me ha quedado lo de O Mágico... (ríe). Viene de mi gusto por fintar, pasar mirando a otro lado La gente empezó a decir que era 'mágico'. Disfruto y quiero que el aficionado que hace el esfuerzo de pagar un abono o una entrada presencie un buen espectáculo".

Luso y estrella en España, la comparación con Cristiano Ronaldo es obligada: "Es normal, somos compatriotas, jugamos aquí Trabajo como él para ser el mejor. Pero claro, con la diferencia mediática que hay entre él y yo, y nuestros deportes". De estilo distinto al madridista, aunque con ese gusto por la filigrana, probó hasta los 14 años en el fútbol-11 pero le dijeron que era pequeño (ahora mide 1,64). Una entrenadora le convenció para que cambiara al fútbol sala. "Y me hice aficionado al Inter. Es muy especial estar aquí". A sus 28 años, ha ganado todo con el Benfica (aún se acuerdan en Alcalá de la final de la Copa de Europa que les birló) y en Japón es un icono, pero le queda un reto: devolver al Inter a la cima del fútbol sala.

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