MADRID 2020

Tokio pega fuerte ante el COI: “Fukushima está bajo control”

El primer ministro japonés Abe dijo que “no habrá problemas de salud”. Y mostraron el músculo financiero, su limpieza en dopaje, tecnología y mucha emoción. Perfectos.

Buenos Aires
Daniel JayoEFE

Tokio demostró por qué se le conoce como La Roca en los pasillos del conciliábulo del Hilton. Frente al rictus serio de los turcos, sonrisas y seguridad. Claridad. Limpieza. Y emoción. La princesa Tamakado comenzó agradeciendo al COI “su ayuda por el tsunami del 2011”. Primer golpe para ir ablandando a la sala. El segundo, el de Mami Sato, saltadora paralímpica, que se emocionó recordando: “Con 19 años perdía una pierna. El tsunami golpeó la ciudad donde nací y a mi familia…”. Pero el deporte cambió su vida. El clima estaba creado.

Tsunekazu Takeda, miembro del COI y presidente de la candidatura, frente a las sombras de Turquía y, por qué no, de España en años muy recientes, destacó la limpieza de Japón respecto al dopaje. Su código de honor: “Jamás un japonés ha dado positivo en unos Juegos Olímpicos”.

Y pasó a mostrar su músculo financiero y su atractivo para las televisiones. Un mapa sombreado del sudeste asiático visualizó una franja atractiva de prime-time para las televisiones con millones de potenciales clientes. Masato Mizuno, consejero delegado, habló mientras dos planos fijos revelaban sus poderosos patrocinadores: Asics, Toyota, Mizuno… “Los Juegos serán muy compactos”.

Y la nadadora de sincronizada Mikako Kotani, en un vídeo, fue dibujando las sedes que se concentrarían en la bahía, en un radio de ocho kilómetros y aprovechando el centro histórico de los Juegos de 1964. “El centro será una fiesta”. “Hemos guardado lo mejor y hemos mejorado el resto”. Pildoritas que iban cayendo.

Christel Takigawa, embajadora de la Villa, se centró en los atractivos gastronómicos… Y en la seguridad: “Si pierde su dinero en Tokio, lo encontrarán”. Yuki Ota, esgrimista, habló después de emitirse bellas vistas de la ciudad: “Imagínense viviendo aquí”, les dijo. Y reveló un impresionante futuro tecnológico.

Y Shinzo Abe, su primer ministro, atacó el tema espinoso: “La situación en Fukushima está bajo control. No ha tenido nunca ni tendrá un impacto sobre Tokio”. Luego, en el turno de preguntas, una de las tres reincidió en ello. Y se la jugó. “El agua contaminada se ha aislado a menos de medio kilómetro. Las normas de seguridad en Japón para alimentos o agua son las más estrictas del mundo. No ha habido problemas para la salud ni el presente ni en el futuro. Además quiero establecer programas para solucionarlo”, respondió Abe firme.

Antes, se había emitido otro vídeo de cierre que abrochaba por el lado de la emoción. Un niño había aparecido jugando al baloncesto en el primer vídeo, y volvió a salir, ya crecido, viendo a otro cómo tiraba a canasta. La juventud crece sin problemas, disfruta de la tecnología, de una potente economía y no tiene problemas de salud. Tokio, sí, se mostró como una roca.

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