Madrid 2020

"La última línea de ataque" desembarcó en Buenos Aires

"Ilusión" y "prudencia", lo más repetido tras 13 horas de cálculos, esperanzas de los presidentes de federaciones, canciones de Mireia y teclear de los periodistas.

EFE

En el vuelo UX043 de Air Europa, tras casi trece horas de cálculos sobre el voto de los especialísimos miembros del COI, chascarrillos varios y excelente buen ánimo, llegó sobre las 21:00 horas locales (02:00 del viernes en España) lo que Carlota Castrejana definió como “la última línea de ataque” de Madrid 2020 al aeropuerto de Ezeiza. “¡Vamos equipo!” se escuchó desde los primeros asientos cuando el comandante soltó el freno.

En ese último escuadrón, 16 de los primeros asientos los ocupaban Amaya Valdemoro, Ona Carbonell, Jennifer Pareja, José Luis Abajo ‘Pirri’, Joel González y Mireia Belmonte. Esta, ejerció de improvisada azafata y se atrevió, micrófono en mano, a pedir al ministro Wert que cantara ‘¡Qué fantástica la fiesta!’ de Rafaella Carra.

Junto a ellos, veteranos como Fermín Cacho –la imagen de 1992 gritando en alto los éxitos de España-, Joan Llaneras, Carlota Castrejana y Miriam Blasco. El guiño hacia los deportes de invierno con María José Rienda y el piloto de skeleton Ander Mirambell, hacia los paralímpicos con Teresa Perales (ya es leyenda en la piscina) y al futuro con Ana Peleteiro (triple salto), Natalia Golding (hípica), Daniel Caverzaschi (tenis en silla de ruedas) y Patricia García (rugby). Felipe Reyes, que completa el cartel junto a Pau Gasol, prefirió el vuelo privado de Florentino Pérez.

Desde la clase business, a los ministros José Manuel Soria y José Ignacio Wert (el del ramo de Deportes) quizá les pitaron los oídos por lo que los deportistas les contaban a los periodistas. “Como no tengamos los Juegos, lo vamos a pasar mal”, advertía Pirri, que paralizó España un mediodía con su bronce en espada en Pekín 2008. “Los deportes pequeños vivimos del olimpismo y nos darían otro impulso”, remachaba. “Nos beneficiaríamos como ocurrió en Barcelona”, aventuraba Castrejana, ya retirada del atletismo. Valdemoro, la gran capitana del baloncesto, sólo encontraba una pega: “¡Me va dar mucha pena no poder jugarlos yo!”… Incorregible.

La ilusión, que fue la palabra más repetida junto con prudencia durante el cruce del charco, asomaba también en la parte de cola, donde iban los presidentes de federaciones. David Cabello (Bádminton), Juanjo Román Mangas (Piragüismo), Javier Blázquez (Balonmano), José Hidalgo (Triatlón), Fernando Carpena (Natación) Carmelo Paniagua (Patinaje), José Luis López Cerrón (ciclismo)… y un largo etcétera en el que no podía faltar el eterno José María Odriozola (Atletismo). Alguno, prefería darse una vuelta por la zona de la prensa (en medio del avión, como la ONU). “¡Es que sólo cuentan penas!”. Y es que, como si de una Asamblea del COE se tratara, tocaba quejarse una vez más de los recortes para advertir que unos Juegos les aflojarían la soga.

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