SELECCIÓN

La era Cadenas arranca con una victoria clara y sin novedades

Un amistoso frente al Combinado de la Asobal, que no pudo poner a aprietos a los actuales campeones del mundo, muy superiores (37-24) durante todo el encuentro.

Madrid
EFE

Aunque el encuentro no pasará a los anales de la Selección, por no ser un choque oficial, Manolo Cadenas arrancó su periplo como seleccionador en San Sebastián de los Reyes (Madrid) frente a un combinado en ese partido de las estrellas que organiza la Asociación de Jugadores, con triunfo de España (37-24) en un duelo de guante blanco, que acabó con jugadas para la galería por aquello de apostar por el espectáculo.

Digamos que no es un partido con mucha historia, y que tampoco deja muchos detalles de lo que piensa hacer Cadenas en el futuro con los campeones del mundo, salvo que en unos minutos se marcó la frivolidad de colocar a García Parrondo de central, como hubiese podido hacer con Juanín García, a quien utilizaba en esa posición hace más de diez años en el Ademar de León, pero era pasa subir el contraataque y poco más.

La España campeona del Mundo, salvo los porteros, con Juanín, Mindegía, Parrondo, Ugalde y con Raúl Entrerríos como novedades relativas, cumplió el expediente de sacar los aplausos de los aficionados. No tenía que esforzarse mucho porque es un grupo de jugadores de calidad y, a estas alturas, aún bien engrasados en cuanto a los tics del juego, con surtido de balones a la segunda línea, no tuvo problemas para encarrilar el choque.

Por parte del Combinado, le puso ganas, interés, profesionalidad, pero darle la réplica a España le fue imposible. Primero, porque hombre por hombre, aunque haya talento y jugadores de futuro en ese grupo, todos son inferiores; segundo, porque como colectivo, unos están entrenados, tienen jugadas, se conocen, se saben de memoria, y otros se juntaron en este partido ilusionados por la elección para medirse con televisión en directo a la Selección.

Esa sistemática de juego de grupo se nota, por ejemplo, a la hora de contragolpear: para España era fácil encontrar con un solo pase a los extremos lanzados, por ejemplo, o componer una segunda oleada sin oposición, u organizarse para detener el juego del Combinado, aunque ni unos ni otros enseñaron los dientes, se portaron como buenos amigos, y no hubo esa tensión estresante de los partidos a cara de perro.

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