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Estados Unidos | La intrahistoria

De la pesca de Washington al béisbol de Bush

Eisenhower promocionó el golf

Es conocida la pasión de Barack Obama por el baloncesto, ahí están las fotos que rebotan las agencias para saber que lo suyo no es una pose. También la de Richard Nixon por los bolos, al menos es lo que se desprende de la histórica foto de Cecil Stoughton con el trigésimo séptimo presidente estadounidense concentrado antes de buscar el strike. Pero hay otros ocupantes de la Casa Blanca cuyas aficiones deportivas quedaron en secreto. Y casi todos tuvieron.

No hace falta remontarse al primero de la lista, el padre de la nación, George Washington (1798-1797), a quien le gustaba pescar y montar a caballo. Todo muy british, aficiones anteriores al nacimiento de los deportes de equipo. Vemos -imaginamos, más bien, a través de dibujos e historias-a John Quincy Adams (1825-1829) nadando o jugando al billar, a Abraham Lincoln (1861-1865) como firme defensor de la lucha libre y a Rutherford Hayes (1877-1881) practicando el cróquet. Y así nos plantamos en el siglo XX y en su primer presidente, Theodore Roosevelt (1901-1909), encontramos el gusto por deportes que crecían con el despertar de los nuevos tiempos. El gobernador de Nueva York fue un gran aficionado al tenis y al boxeo, que trató de fomentar en su ciudad. Con Dwight Eisenhower (1953-1961) bajamos al tee de golf, donde también hemos visto a Bill Clinton (1993-2001) o George Bush (2001); a John F. Kennedy (1961-1963) le impidieron navegar lo que habría querido y Ronald Reagan (1981-1989) montó a caballo... y no sólo en el cine.