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Pekín 2008 | Los héroes a los que Phelps ha desbancado

Mitos del deporte con nueve oros olímpicos

Larisa Latynina. La Reina Madre soviética que aún tiene el récord de medallas

Larisa Latynina era ya madre (lo fue por primera vez a los 17 años) cuando se presentó en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956 y ganó cuatro medallas de oro en gimnasia artística. Nació el 27 de diciembre de 1934, en Kherson, una ciudad entonces soviética y ahora ucraniana. Comenzó haciendo balet clásico, para el que parecía especialmente dotada, pero acabó como reina olímpica. En aquellos Juegos de Melbourne venció en salto, en suelo y en la clasificación general y contribuyó a la victoria soviética por equipos. Cuatro años más tarde, en Roma, tras haber sido madre de nuevo, triunfó en suelo y en la general individual y por países. Por fin, en Tokio 1964 se apuntó la victoria en suelo y dio un nuevo oro colectivo a la URSS. Nueve títulos, que completó con otras nueve medallas, lo que arroja un total de 18, que aún es récord olímpico. Fue entrenadora del equipo soviético de gimnasia entre 1967 y 1977 y participó en la organización de los Juegos de Moscú 1980. Ha pasado a la historia no sólo por su lista interminable de medallas, sino porque demostró que se podía ser la mejor gimnasta del mundo siendo madre.

Carl Lewis. El Hijo del Viento, heredero de Jesse Owens y de Alfred Oerter

Nació en Birmingham (Estados Unidos), el 1 de julio de 1961 y ha sido considerado como el mejor atleta del siglo XX por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). En los Juegos de Los Ángeles 1984 logró los mismos cuatro oros conseguidos por Jesse Owens en Berlín 1936, en 100 y 200 metros, salto de longitud y 4x100 metros. Ningún otro atleta repitió semejante hazaña.En Seúl 1988 fue campeón en 100 y longitud, en la primera de las pruebas tras la descalificación por dopaje de Ben Johnson, canadiense nacido en Jamaica. La séptima y octava medallas de oro las ganó en el estadio olímpico de Montjuïc, en Barcelona. Una enfermedad le relegó a puestos secundarios en los 100 metros de los Trials USA, de forma que no pudo renovar su título en el hectómetro, pero venció en longitud y en el relevo corto. Cuatro años más tarde, en Atlanta, se tuvo que conformar con el título olímpico en salto de longitud. Pero su hazaña no era escasa: era su noveno oro y el cuarto consecutivo en esta prueba. Igualaba así lo conseguido por el también estadounidense Alfred Oerter, que ganó cuatro títulos seguidos en disco entre Melbourne 1956 y México 1968.

Paavo Nurmi. El Finlandés Volador, rey del fondo y el mediofondo en los años veinte

El finlandés Paavo Nurmi nació en Turku el 13 de junio de 1897 y logró sus nueve oros en tres Juegos: Amberes 1920, París 1924 y Amsterdam 1928. Fue conocido como El Finlandés Volador, pero también como El Corredor Matemático. En este caso porque planificaba meticulosamente los tiempos de paso de sus carreras y los controlaba cronómetro en mano, hasta arrojar el reloj fuera de la pista en la recta final, para sprintar sin impedimentos. En Amberes 1920 ganó tres títulos olímpicos en dos carreras: 10.000 metros y 8.000 metros de cross, individual y por equipos. Cuatro años después, en París, fue campeón en 1.500, 5.000, 3.000 por equipos y 5.000 metros de cross individual y por naciones. En sus terceros Juegos, los de Amsterdam 1928, se apuntó su novena medalla de oro, en los 10.000. Intentó conquistar la décima en Los Ángeles 1932, en maratón, pero al llegar a la ciudad californiana fue descalificado porque meses antes había corrido como profesional. Se le rehabilitó en Helsinki 1952, al encender el pebetero olímpico en la capital de su país. Murió el 2 de octubre de 1973 y Finlandia le rindió honores de jefe de Estado.

Mark Spitz. El Tiburón que ganó dos oros en México 68 y siete en Múnich 1972

Estadounidense de origen judío, nació el 10 de febrero de 1950 en Modesto (California), y aprendió a nadar a los dos años de edad, en las playas de Hawai, gracias a las enseñanzas de su padre, Arnold. En los Juegos Olímpicos de México 1968 consiguió sus dos primeras medallas, ambas formando parte de los equipos de relevos norteamericanos en 4x100 y 4x200 metros libre. Tenía entonces sólo 18 años y aquello fue un pequeño aperitivo de lo que lo que iba a conquistar cuatro años después, en los Juegos de Múnich 1972, en plena madurez deportiva. En la capital de Baviera se convirtió en un mito olímpico, al vencer en las siete pruebas en las que compitió y siempre con récord mundial incluido. Fue el rey de la piscina en 100 y 200 metros libre; en 200 metros libre y mariposa, y en los relevos 4x100 y 4x200 metros libre y 4x100 metros estilos.Aquella fue una historia interminable de oro acuático, como lo es ahora la de Michael Phelps, su compatriota, que ya ha superado sus nueve oros en la historia de los Juegos y que ahora apunta a sumar una más en Pekín 2008 que aquellas legendarias siete que logró Spitz en Múnich 1972 y que le valieron el sobrenombre de El Tiburón.