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Golf | British Open

Tiger Woods da toda una lección a Sergio

Otra vez Sergio García nos dejó con la miel en los labios; otra vez la cuarta vuelta, la jornada decisiva, le impidió emular a Seve Ballesteros. Un Open Británico más, Tiger Woods se elevó sobre el golf mundial. El americano, tocado tras la muerte de su padre, regresó por donde solía.

M. Ángel Santos
<b>EL TERCERO. </b>Tiger Woods conquistó su tercer Open Británico. El norteamericano suma 11 Grandes.
AP

El Niño se quedó a las puertas de pescar un salmón en el lago privado de Tiger Woods. Una vez más, el estadounidense no falló y, como el año pasado, capturó el Open Británico (tercero de su carrera), el Santo Grial del golf. Suma así su 11º Grande y sigue en persecución de los 17 de esa leyenda viva llamada Jack Nicklaus. Tiger rompió a llorar cuando la bola entró en el último hoyo.

El domingo en Liverpool se pareció al sábado en el Tour de Francia. Woods era Landis y García, Pereiro. Sólo que el golf no es sólo músculo en una contrarreloj, y el castellonense sí podía hacerle daño al californiano. Pero no. Tiger volvió a ser el de sus mejores días y ofreció una demostración imperial con 67 golpes. Mientras, a Sergio, que salió mano a mano en el partido estelar, le podía la presión y añadía una nueva desgracia a su currículo de genio sin remate (73). Con los dígitos cambiados, hoy hablaríamos de otro español campeón, como Seve Ballesteros en tres ocasiones.

Por desgracia, todas las dudas que existían sobre cómo iba a funcionar García con el putter en la jornada decisiva de Hoylake se manifestaron en seguida en contra. Si el sábado lo había metido todo (65 golpes), ayer comenzó un calvario en los hoyos 2 y 3: sendos bogeis que, con Woods al par, le hacían retroceder hasta -10.

Aunque en el 4 el castellonense ganó confianza al embocar desde un metro, tuvo que contemplar consternado cómo el Tigre metía un puro desde ocho para seguir instalado en su -13 inicial. Y para acabarlo de arreglar, en el hoyo 5 (par 5), Woods le ponía la puntilla con un eagle. Fue el punto de inflexión, porque Tiger puso pies en polvorosa (-15) y Sergio se ponía a cinco golpes del líder, a tres de DiMarco y a dos de Els, sus otros rivales por el título (Goosen se hundió), que hasta entonces marchaban al par. Otros dos bogeis de Sergio al 8 y al 9 lo resumían así: o hay milagro en los nueve hoyos de vuelta o no hay título.

Pues no.

No lo hubo, a pesar de un eagle en el 16. Demasiado tarde para frenar a un Woods desatado mucho antes (birdies en el 10, 14, 15 y 16; su único error fue un bogey en el 12), cuya máxima preocupación ya no era el español, sino mirar el marcador simultáneo para controlar a un Chris DiMarco inspirado y, en menor manera, a Ernie Els. Así que a Sergio sólo le valía luchar por entrar en el podio de Liverpool. DiMarco (68) y Els (71) llegaron a la casa club con -16 y -13, respectivamente. Para que Tiger (en ese momento -18) no venciese, tenía que fallar lo indecible en el 17 y el 18. Pero no: par y par. Como Sergio, que acabó fuera del cajón, quinto con -11, empatado con la sorpresa del torneo, el japonés Tanihara, y uno menos que el argentino Ángel Cabrera.

En cuanto a los otros dos españoles, tampoco acabaron bien. Jiménez, que ya no contaba, hizo 74 (para -1), mientras que Fernández-Castaño empañaba un gran Open (finalizó al par del campo) que, pese a todo, le ha puesto en el escaparate. El año que viene, los británicos cuentan con él.