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Protegido y luego enemigo de Armstrong

Floyd Landis es un tipo tranquilo y de buen carácter que cae bien a todo el pelotón. Sólo se le ha conocido un enemigo: Lance Armstrong, que pasó del amor al odio al sentirse traicionado cuando hace dos años Floyd se cansó de ser su criado, quiso volar por su cuenta y aceptó una oferta para ser el líder del Phonak. Armstrong ya había vivido esta historia con Livingstone, Hamilton y Leipheimer, pero nunca se enfadó tanto como cuando se fue Landis. Porque éste no sólo era su mejor amigo y el que más le ayudó a ganar los Tour del 2002, 03 y 04, Lance consideraba que él era quien había logrado hacer un gran ciclista de Landis, que hasta entonces había sido "un juerguista con talento que no sabía lo bueno que podía llegar a ser" y no entendía como un tipo podía dejar de entrenarse porque lloviera, sentarse en una terraza y tomarse trece capuchinos en tres horas. Landis reconoce que Armstrong le hizo más profesional, pero también le agobiaba en exceso con su obsesión por el método y que siempre se tuviera que hacer lo que él ordenaba. Y esa fue una de las razones porque se marchó. En 2005 Armstrong dio orden a su equipo de marcar a Landis en todas las carreras, de anular todas las fugas que pudieran favorecerle. Como hizo con Filippo Simeoni, el italiano que denunció a su preparador Michele Ferrari. Retirado de la competición, Lance aún no ha superado su enfado.