El sueño de un gran navegante

Yo digo | Josep Margalef

El sueño de un gran navegante

Pedro Campos, el navegante español más laureado, soñó un día que la pequeña localidad pontevedresa de Sanxenxo acogería un acontecimiento náutico al más alto nivel mundial. Luchó en silencio, se peleó con los dirigentes anglosajones que controlan todo este tipo de pruebas y lo logró. Ayer, el nombre de Sanxenxo dio la vuelta al mundo como sede de la etapa prólogo de la prueba más extrema de la navegación oceánica: la Volvo Ocean Race.

Cuarenta mil personas en tierra y medio millar de embarcaciones en la ría de Pontevedra fueron testigos de la etapa prólogo de la prueba, un espectáculo deportivo que puede tardar décadas en repetirse y que puede mutiplicarse por diez el próximo sábado en Vigo. Pero también se contempló la victoria de una máquina casi perfecta: el Ericsson sueco, dirigido por una tripulación extraordinaria que suma 24 vueltas al mundo y con el español Guillermo Altadill, que inició su sexta, como pieza clave. Campos se ha propuesto hacer ganador al Movistar; ha puesto todo su empeño y su corazón en ello pero la victoria del barco sueco es todo un aviso de lo que le espera al equipo español.

Esto no ha hecho más que empezar. Por delante quedan 58.000 kilómetros y poder ver un barco con la bandera española en la prueba, doce años después de la última participación, es suficiente para que nos sintamos orgullosos de lo que pudimos ver ayer.